Ejercer el periodismo es un riesgo en Jalisco, sobre todo en el interior del estado, en donde autoridades y grupos criminales intimidan con total impunidad a los comunicadores.
Consignar los enfrentamientos entre grupos, es considerado para unos y otros, “estar de su lado”. Reporteras y reporteros de regiones como los Altos, el sur de Jalisco y la región de la Costa, han preferido olvidarse de los temas policiacos o de plano emigrar a Guadalajara.
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En la región de la costa de Jalisco, sobre todo hacia la parte sur, desde el año 2011 se pudo advertir tal escenario. La presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación y del mismísimo Nemesio Ocegueda El Mencho, repercutieron en ello.
Los medios locales -basados en la llamada nota roja- disminuyeron, los periódicos locales pequeños omitieron esa sección y les dejaron a los grandes medios la exclusividad de atender tales sucesos, recuerda un corresponsal en la zona.
Asegura que incluso él que “escribía para afuera” prefirió mandar sus datos y que “mis compañeros de la capital, me ayudaran con la nota e incluso pusieran su crédito”.
Cuando el 1 de mayo fue derribado un helicóptero de la Marina, que supuestamente iba tras la captura de El Mencho, todo cambió. Se puso en evidencia lo que sucedía en la zona, se instalaron retenes y el grupo criminal se fue. Lo que no cambió es que solo algunos, muy pocos medio locales, siguieron investigando sobre el crimen organizado y su presencia en la zona.
En la región de los Altos, un reportero con 17 años de trayectoria, y cuyo nombre también se omite por su seguridad, ha padecido la violencia en el ejercicio de su labor informativa.
Un día, estando en la cobertura de una balacera y pese a la presencia de las autoridades, fue intimidado por un grupo de civiles armados, que aparentaban ser de un grupo delictivo.
Me retuvieron, me obligaron, me exigieron de alguna forma, eliminar el trabajo que había hecho, borrar la publicación de redes sociales que había subido
"No puedo asegurar que eran delincuentes o si eran autoridades, ya que los vehículos que no traían rótulos, ni ellos, estaban uniformados. De ahí la necesidad de uniformar a los elementos", detalla.
Ante la situación de violencia que se vive en esa zona de Jalisco, él ha optado por evitar realizar coberturas en ciertos municipios, como Teocaltiche, en donde hace más de 10 años que no acude ni como reportero, ni como visitante debido a la inseguridad y a los retenes de grupos de la delincuencia organizada.
"Específicamente lo que es Teocaltiche, Villa Hidalgo, las orillas de Jalostotitlán, en Encarnación de Díaz, en el Bajío de San José, El Tecuán, en Lagos de Moreno, la parte de la zona norte, Ojuelos en los límites con Zacatecas. Para el lado sur de los Altos, que es Acatic, ahí normalmente nunca acudo, en una ocasión fui a un enfrentamiento, no tuve ningún contratiempo, pero sí era una situación muy tensa".
Resalta que ha sido más constante la intimidación por parte de las autoridades, que no quieren que la verdad salga a la luz. Incluso fue amenazado por un comisario municipal, el cual durante todo el tiempo que estuvo al mando de la policía, obstaculizó su trabajo informativo al impedirle estar presente en la escenas de crímenes o detenciones, bajo la amenaza de arrestarlo.
Pese a ello, asegura que seguirá en pie de lucha, realizando la labor que le apasiona, pero siempre preservando la vida por encima de una cobertura.
Son las zonas limítrofes de Jalisco con Zacatecas, Guanajuato, Aguascalientes y Michoacán, las que tienen mayor violencia por el conflicto por el control y venta de droga, así como por las actividades que son redituables para los grupos delictivos.
En Lagos de Moreno también las radiodifusoras han cedido, no transmiten temas de seguridad y optaron mejor porque les llegue desde la capital del Estado, sin crédito.
Municipios de la región de la costa no están exentos de la violencia hacia periodistas. Cabe recordar que la directora de Radio Universidad en Puerto Vallarta, Susana Carreño, sufrió un atentado con un arma blanca, al salir de transmitir su programa de radio.
El 18 de octubre reapareció en la conferencia Mañanera, en Palacio Nacional, en donde el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, confirmó que el ataque fue por su labor periodística.
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Ella se recuperó, pero ha desplazado su domicilio y actualmente se encuentra bajo el mecanismo de protección.