“¡Ah! Como extraño a Jacobo Zabludovsky” —produjo melancólico el ingeniero David Serur.
“Era un gran individuo” —completó.
Se apoyaba en el respaldo de una silla de ruedas. Tenía la compañía de un hombre joven que le prodigaba cuidados. “Es mi nieto. Vine con mis sobrinos. —ilustró.
Dejaban el Palacio Nacional. don David Serur confirmó: “Sí. Yo imaginé y planée y construí los segundos pisos. Fueron primero 32 kilómetros. Convencí a López Obrador que entonces gobernaba esta ciudad de su conveniencia. Y lo hicimos.
Prólogo de la conferencia matinal. El Presidente anuncia:
“Están aquí inversionistas que anunciarán un bello negocio. Para impulsar el turismo en el lugar más hermoso del mundo. La Riviera Maya”.