Carlos Siula / El Sol de México
Corresponsal PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Martine Aubry, laexministra de Trabajo que instauró las 35 horas en Francia yfigura de gran prestigio del Partido Socialista, publicó ayer unaviolenta crítica contra los desvíos políticos y la traiciónideológica del presidente François Hollande y del primer ministroManuel Valls.
"Para salir del (actual) estancamiento hacen falta verdaderasreformas, sinónimo de progreso económico, social y democrático.¡Es el camino al que hay que volver, simplemente el de laizquierda!", dice el documento.
La declaración -que denuncia la política del Gobierno sobre elempleo, la reforma del Código de Trabajo, la inmigración y elretiro de la nacionalidad francesa a los terroristas- fue firmadaigualmente por otras figuras emblemáticas de la izquierda. Entrelos signatarios del documento figuran el líder ecologista DanielCohn-Bendit -que dirigió la rebelión estudiantil de mayo de1968-, el sociólogo Michel Wieviorka, el economista Daniel Cohen,el científico genetista Axel Kahn, así como los diputados queintegran el grupo de diputados “rebeldes”, dirigidos porChristian Paul, y Benoît Hamon (exministro de Educación) yJean-Marc Germain (esposo de la alcaldesa de París, AnneHidalgo).
“Los motivos de insatisfacción sobre las políticasdesarrolladas desde 2011 (…) se transformaron en una graninquietud”, indica el texto. “Ya no solo se perfila el fracasodel quinquenio, sino que se prepara un debilitamiento durable deFrancia y evidentemente de la izquierda, si no se detiene la caídaa la cual nos están arrastrando”, agrega.
En términos más duros, le recuerda a Hollande que, "trascuatro derrotas electorales consecutivas", se confirma "la cólerapopular".
El implacable documento fue escrito personalmente por MartineAubry, de 65 años, hija del expresidente del Consejo Europeo,Jacques Delors, figura icónica del Partido Socialista. Después dela victoria de Hollande en 2012, Aubry no aceptó ningún cargo enel Gobierno y prefirió recluirse en su cargo de alcaldesa deLille. Desde entonces, había evitado con prudencia formulardeclaraciones públicas que pudieran colocar en dificultad alGobierno. El estridente documento de ayer, después de tanto tiempode silencio, traduce claramente la exasperación de todo el grupoque se asoció a su cólera.
En ese pronunciamiento prácticamente acusa al Gobierno de habercapitulado ante los empresarios, al acordar una reforma del Códigode Trabajo que fija topes en la indemnización por despidoimprocedente y facilita las reglas del licenciamiento por causaseconómicas. El proyecto, preparado en realidad por el ministro deEconomía, Emannuel Macron, será presentado al Consejo deMinistros el nueve de marzo por la ministra de Trabajo, Myriam ElKhomri, y llegará en abril a la Asamblea Nacional y en mayo alSenado.
Ese proyecto fue criticado incluso por el primer secretario delPartido Socialista, Jean-Cristophe Cambadélis.
En su crítica, Aubry y los otros signatarios destacan que "alprivilegiar el acuerdo dentro de cada empresa -y no por conveniossectoriales- en un país donde la tasa de sindicación es débil ydonde a la patronal nunca le ha gustado la negociación", se poneen peligro "toda la construcción de las relaciones sociales ennuestro país al dar vuelta la jerarquía de las normas”.
“¡Eso no, no nosotros, no la izquierda!”, insisten.
También censuran el llamado "pacto de responsabilidad". Eseacuerdo, definido irónicamente como “pacto con losempresarios”, acordaba a las empresas una desgravación de 41 milmillones de euros a cambio de la creación de un millón deempleos, pero al final, quedó en "algunas decenas de miles" depuestos de trabajo. "Esos 41 mil millones de euros movilizados paranada, o para muy poco, le habrían sido útiles a la nuevaeconomía, a la ecología, a la educación y a la formación, a losterritorios o al acceso al empleo", sentencian.
Después de marcar su exasperación con la concluyente frase“trop c’est trop” (demasiado es demasiado), tambiénreprueban la simbólica decisión de retirar la nacionalidadfrancesa a quienes tengan doble nacionalidad y sean condenados porterrorismo: "Para la izquierda, la identidad francesa debe serrepublicana. Se define como una comunidad no de origen, sino dedestino, fundada sobre los valores de la libertad, la igualdad, lafraternidad y el laicismo", proclaman.
Más dura aún es la condena del “indecente discurso”pronunciado por Valls ante la Conferencia de Seguridad de Munich.En esa intervención el primer ministro formuló una crítica de lapolítica migratoria de la canciller alemana Angela Merkel. “No-responden Aubry y sus aliados-, Angela Merkel no es ingenua. No,ella no cometió un error histórico. No, ella no puso a Europa enpeligro. Ella la salvó”.
En los últimos meses, Hollande y Valls ya fueron violentamentecriticados por los parlamentarios "rebeldes" del PartidoSocialista, pero la grieta se amplió en las últimas semanas porla reforma del código laboral y el proyecto de introducir en laConstitución el retiro de la nacionalidad francesa a losterroristas.
Los “rebeldes” parecen insinuar que están dispuestos avotar en contra del proyecto si el Gobierno intenta repetir con lareforma del código laboral el mismo recurso que utilizó el añopasado. En 2015, la controvertida "Ley Macron" de liberalizaciónde ciertos sectores de la economía, fue adoptada gracias alArtículo 49.3 de la Constitución, un ardid que permite aprobarlasin necesidad de someterla a votación en la Asamblea Nacional.Hoy, "una Francia gobernada sin Parlamento está mal gobernada" eintentar repetir la maniobra supondría un "ataque a lademocracia", advierten a modo de conclusión.
El ingreso de Martine Aubry a esa batalla presagia el estallidode una fuerte crisis interna dentro del Partido Socialista quepodría desembocar, incluso, en una ruptura. “Si no es cisma,esto se parece mucho a una escisión”, comentó con ironíaNathalie Saint-Criq, comentarista política de la cadena detelevisión France-2.