PARÍS, Francia. (OEM-Informex).– François Hollande sugirióayer que está dispuesto a postularse a la reelección de 2017, apesar de ser el Presidente más impopular de la historia recientede Francia.
En la intervención más contundente de su periodo de Gobierno,iniciado en 2012, dio a entender -sin haberse declaradooficialmente- ya estar en campaña para aspirar a un nuevomandato de cinco años.
En su discurso de una hora de duración, interpretado como unaDeclaración de Principios en la perspectiva de una candidatura, seproyectó claramente hacia el futuro y hasta insinuó cuál seráel eje de su próxima campaña electoral: "No dejaré que la imagende Francia se eche a perder (...) en los próximos meses o en lospróximos años", expresó.
En momentos en que las encuestas le acuerdan una popularidad deapenas 14 por ciento y cuatro de sus exministros oficializaron susintenciones de reemplazarlo en el Palacio del Elíseo, Hollande seesforzó en revigorizar a sus partidarios, que habían comenzado aperder confianza. Su mensaje, a siete meses de la elecciónpresidencial, también estuvo destinado a colocar a los ministros yal Partido Socialista en disposición de batalla para la próximacita electoral. La mayoría de los miembros de su Gobierno estabanpresentes en primera fila para escuchar su mensaje.
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Sus asesores le aconsejaron acelerar el lanzamiento de sucandidatura -inicialmente previsto para diciembre- para nodejar el terreno libre a sus adversarios, que están todos encampaña.
En ese difícil ejercicio de alto vuelo, el Presidente intentópresentarse como el único líder francés capaz de “garantizarlo esencial”: la “cohesión nacional”. Ese llamado a launión estaba también dirigido al resto de los partidos deizquierda para unirse detrás de una candidatura progresista a finde evitar ser eliminados en la primera vuelta de la elección ytener que asistir como espectadores a una segunda ronda a un dueloentre la derecha conservadora del partido Los Republicanos (LR) yel Frente Nacional (FN) de extrema derecha.
Los últimos sondeos prevén que Hollande ocuparía el cuartolugar en la primera vuelta con un caudal de 11 por ciento a 15 porciento de votos. En cambio, una candidatura única de la izquierdale permitiría sumar 19 y 25 puntos y ganar el derecho de disputarel balotaje (segunda vuelta electoral cuando en primera ningúncandidato obtiene mayoría absoluta) frente a la líder del FN,Marine Le Pen.
Sus ataques más mordaces fueron justamente contra la oposiciónde derecha conservadora: “No dejaré que nadie 'ponga en tela dejuicio' la imagen de Francia o altere su influencia”.
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En una clara alusión al expresidente Nicolas Sarkozy, cuyoprograma ultraderechista está destinado a obtener los votos de loselectores del FN, precisó: “No dejaré que arruinen a Francia,que limiten sus libertades y su Estado de Derecho, que reduzcan sueducación y amputen su cultura. Es el combate de toda unavida”.
En un discurso centrado en la defensa de los valoresdemocráticos y la lucha contra el terrorismo, subrayó que lasleyes actualmente en vigor son suficientes y que lo único que hayque hacer es aplicarlas con todo el rigor y efectividad.
"No dejaré que los integristas hagan presión medianteprovocaciones para poner a prueba los límites de la República”,indicó en alusión a la polémica que estalló hace algunassemanas sobre el uso del traje de baño islámico ("burkini", y quecubre todo el cuerpo de la mujer). A los intolerantes, por suparte, les advirtió que “no les daré pretextos paraestigmatizar a los musulmanes”.
Ese tema le dio pie para realizar una férrea defensa dellaicismo y al respecto prometió que no cederá a la tentación decaer en una "legislación de circunstancias" prohibiendo el uso delburkini en las playas de Francia, como piden varios dirigentes dederecha. "Con los principios constitucionales no con arguciasjurídicas. Mientras sea Presidente, no habrá una legislación decircunstancias, (que es) tan inaplicable comoinconstitucional.”
Con referencia a la reciente ola de atentados en Francia, "seproclamó garante de una democracia que siempre será más fuerteque la barbarie que le declaró la guerra”.
“Frente al terrorismo hay dos caminos para las democracias: elEstado de excepción y el Estado de Derecho”. La primera opción,defendida por el expresidente Nicolas Sarkozy, “suspendería lavigencia del Estado de Derecho” y “no aseguraría laprotección de los franceses”.
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“No, la Constitución no es un texto flexible con paréntesis.La Declaración de Derechos Humanos no es un viejo pergamino paraenmarcar en una sala”, aseguró.
Con frecuencia acusado de indiferencia, el Presidente estimóque nunca había que “dejarse llevar por la irracionalidad”.“Debemos ocuparnos de la seguridad, sin jamás renunciar a vivircomo queremos”, insistió y denunció las soluciones sugeridaspor la derecha. Entre otros ejemplos, citó las propuestas de abrircampos de internación para los sospechosos de simpatíasislamistas, la anulación del jus solis (derecho del suelo) para lanacionalidad o la supresión de la política de reunificaciónfamiliar.
Esas iniciativas, defendidas sobre todo por Sarkozy -quepodría ser procesado por su papel en el llamado escándaloBygmalion- le dieron la ocasión de lanzar la estocada en sudirección: “La presunción de inocencia es muy cómoda paradefenderse cuando se trata de aplicarla en beneficio personal”,ironizó.
Hollande también aludió a la extrema derecha, a la cual lossondeos consideran como posible ganadora de la primera vuelta delas presidenciales con un caudal de 26 por ciento a 28.5 por cientode los votos, para pedir a los franceses que no dejen el país“derrumbarse en un debate sobre la Historia o la nostalgia”. Enel momento de votar, los franceses deben “juzgar los resultados,las personalidades en liza y los proyectos”, subrayó, antes deenumerar los temas fundamentales de la elección: Protección delos ciudadanos, Cohesión nacional, Modelo social, Concepción dela democracia, Sitio de Francia en Europa y el mundo.
En ningún momento hizo referencia a su gestión económica,fuertemente criticada por la oposición e incluso por numerosossectores de la izquierda. Ese tema será abordado a partir de hoy(viernes) en una serie de intervenciones previstas para lospróximos días. Pese a todo, acusó a la oposición conservadorade querer “desmantelar, vaciar e incluso liquidar el modelosocial” francés. Según él, no lograrán su propósito:“Porque la democracia terminará por triunfar”, concluyó.
No es seguro que Hollande haya conseguido incluir a loselectores decepcionados con su Gobierno. “La cuestión no resideen saber si convenció o no. Su intervención fue en realidad eldiscurso que todos le piden desde hace cuatro años”, opinó elpolitólogo Roland Cayrol. Y agregó: “Fue un discurso marco”.Es decir, una Plataforma de Lanzamiento para proyectarse hacia2017.
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