/ sábado 3 de septiembre de 2016

Insiste Francia en desmantelar la “jungla” de Calais

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- El Gobierno francés secomprometió a desmantelar la totalidad de la “jungla”, elgigantesco campo de refugiados ubicado junto a la ciudad de Calais,donde actualmente viven entre 6 mil 900 y 9 mil 100 migrantes queintentan cruzar el Canal de la Mancha para ingresar en formaclandestina a Gran Bretaña.

“El campamento será totalmente desmantelado. Pero, sololograremos ese objetivo con método, determinación, diálogo yresponsabilidad”, dijo ayer el ministro del Interior francés,Bernard Cazeneuve, después de una visita a la “jungla”.

Las autoridades anunciaron esa decisión en un esfuerzo porcalmar la cólera de vecinos, comerciantes y responsablesmunicipales, que se confiesan impotentes por una situación queterminó por desbordarlos y escapa a todo control.

Cazeneuve evitó prudentemente dar una fecha precisa, aunqueaseguró que “el cierre se hará lo más rápidamente posible”.Los colaboradores del funcionario precisaron que las cabañas defortuna serán desmontadas en una sola vez y no por etapas, aunquela operación se realizará solo cuando el predio haya sidoevacuado por completo.

Después de recorrer el campamento, el ministro reconoció quela situación era explosiva debido al hacinamiento de unos 6 mil900 migrantes, contra 4 mil 500 en junio. Las asociaciones anuncianuna cifra casi dos veces superior y además anuncian el estallidode una crisis inminente debido a la carencia total de alimentos.Esa situación llegó a un punto crítico debido al desaliento delos donantes, confrontados a una situación sin perspectivas desolución.

“Hace unos meses, teníamos como máximo unas 70 personas enlas filas del dispensario. Ahora son cerca de 500. Comenzamos aquedarnos sin comida hace unas tres semanas”, afirma MarieEisendick, voluntaria en el Comedor Comunitario paraRefugiados.

Según las ONG, entre 40 y 80 nuevos migrantes llegan cada díaa Calais. Ese nuevo flujo de refugiados reactivó la tensión yaumentó la inquietud de la población de la región, para quienesla mayor “villa miseria” de Francia destruye el turismo,fragiliza la economía local y plantea graves problemas deseguridad.

Por esa razón, una alianza heteróclita de asociación detransportistas, agricultores y sindicalistas CGT (comunista)decidieron bloquear la autopista que une Francia con Gran Bretañapor el túnel bajo el Canal de la Mancha para obligar al gobierno adar una fecha precisa para el desmantelamiento.

Los habitantes de la región -y los franceses en general-pretenden que el Gobierno denuncie los acuerdos firmados con GranBretaña. El tratado, firmado en 2003 por Nicolas Sarkozy cuandoera ministro del Interior, determinó que la frontera británica,en vez de estar ubicada en Dover -del otro lado de La Mancha- fueradesplazada en forma “virtual” a Calais, en territorio francés.Londres paga a París una consistente contribución para que asumael papel de policía limítrofe y asegure la inviolabilidad de lafrontera, reforzada con los 100 millones de euros financiados porlos británicos para construir barreras y cámaras devigilancia.

Ni el presidente François Hollande ni su ministro del Interioraceptan esa perspectiva. Ahora, sin embargo, todos se preguntanqué sucederá con esos acuerdos bilaterales una vez que GranBretaña salga de la Unión Europea (UE).

El único beneficiario de esa crisis de inmigración es elFrente Nacional (FN). En Calais, en todo caso, ese partido deextrema derecha aumenta su caudal electoral a medida que crece laexasperación: en la segunda vuelta de las regionales de diciembreobtuvo 45 por ciento de los votos. Los agricultores, por su parte,no saben cómo hacer para impedir que los refugiados corten susárboles para utilizarlos para bloquear rutas y obligar a loscamiones a parar. Los camioneros tienen terror cada vez que sonabordados por decenas de personas que se introducen en losvehículos con desesperación.

Los empleados del puerto exigen cada vez más personal paraimpedir los abordajes salvajes. “Que abran las fronteras y dejena los ingleses que se arreglen”, dicen. “Que cada país asumasu responsabilidad, en vez de dejar 10 mil personas hacinadas enCalais”, argumenta Frédéric Van Gansbeke, presidente de laFederación de Comerciantes de la ciudad.

El ministro Cazeneuve, por su parte, quiere acompañar ladesaparición del campamento con la creación de más sitio dealojamiento a fin de ofrecer una solución alternativa a losrefugiados.

Gracias a esa política practicada por el gobierno desde hacemeses, 5 mil 528 migrantes dejaron Calais para alojarse en losllamados Centros de Acogida y Orientación (CAO) creados en todo elpaís. Una parte fue alojada en la zona misma, en un centroprovisorio de mil 500 plazas construido con contenedores adaptadospara ser utilizados como viviendas.

La gran mayoría, sin embargo, se niega a partir. ¿Por quérazón vienen y se quedan en Calais? Porque, a pesar de lasdificultades, sigue siendo posible pasar a Inglaterra en formailegal. “Filtrarse con ayuda de un pasador cuesta entre 2 mil y 8mil euros”, explica François Guennoc, voluntario del Albergue delos Migrantes.

Otros que quieren solicitar el asilo en Francia van a Calaispara hallar un techo. “Aquí tienen una carpa, frazadas y unacomida por día”, señala Guennoc. “Es mejor que una vereda enParís”, donde viven los que recién llegan al país. Otros van aCalais porque, según un rumor, la respuesta al pedido de asilo esmás rápida allí.

Al menos lo era hace unos meses, cuando la Oficina Francesa deProtección de Refugiados y Apátridas (OFPRA) hacía un esfuerzopara vaciar rápidamente la “jungla”. Pronto, al igual que elGobierno, sus servicios terminaron totalmente sumergidos por lamarea migratoria.

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- El Gobierno francés secomprometió a desmantelar la totalidad de la “jungla”, elgigantesco campo de refugiados ubicado junto a la ciudad de Calais,donde actualmente viven entre 6 mil 900 y 9 mil 100 migrantes queintentan cruzar el Canal de la Mancha para ingresar en formaclandestina a Gran Bretaña.

“El campamento será totalmente desmantelado. Pero, sololograremos ese objetivo con método, determinación, diálogo yresponsabilidad”, dijo ayer el ministro del Interior francés,Bernard Cazeneuve, después de una visita a la “jungla”.

Las autoridades anunciaron esa decisión en un esfuerzo porcalmar la cólera de vecinos, comerciantes y responsablesmunicipales, que se confiesan impotentes por una situación queterminó por desbordarlos y escapa a todo control.

Cazeneuve evitó prudentemente dar una fecha precisa, aunqueaseguró que “el cierre se hará lo más rápidamente posible”.Los colaboradores del funcionario precisaron que las cabañas defortuna serán desmontadas en una sola vez y no por etapas, aunquela operación se realizará solo cuando el predio haya sidoevacuado por completo.

Después de recorrer el campamento, el ministro reconoció quela situación era explosiva debido al hacinamiento de unos 6 mil900 migrantes, contra 4 mil 500 en junio. Las asociaciones anuncianuna cifra casi dos veces superior y además anuncian el estallidode una crisis inminente debido a la carencia total de alimentos.Esa situación llegó a un punto crítico debido al desaliento delos donantes, confrontados a una situación sin perspectivas desolución.

“Hace unos meses, teníamos como máximo unas 70 personas enlas filas del dispensario. Ahora son cerca de 500. Comenzamos aquedarnos sin comida hace unas tres semanas”, afirma MarieEisendick, voluntaria en el Comedor Comunitario paraRefugiados.

Según las ONG, entre 40 y 80 nuevos migrantes llegan cada díaa Calais. Ese nuevo flujo de refugiados reactivó la tensión yaumentó la inquietud de la población de la región, para quienesla mayor “villa miseria” de Francia destruye el turismo,fragiliza la economía local y plantea graves problemas deseguridad.

Por esa razón, una alianza heteróclita de asociación detransportistas, agricultores y sindicalistas CGT (comunista)decidieron bloquear la autopista que une Francia con Gran Bretañapor el túnel bajo el Canal de la Mancha para obligar al gobierno adar una fecha precisa para el desmantelamiento.

Los habitantes de la región -y los franceses en general-pretenden que el Gobierno denuncie los acuerdos firmados con GranBretaña. El tratado, firmado en 2003 por Nicolas Sarkozy cuandoera ministro del Interior, determinó que la frontera británica,en vez de estar ubicada en Dover -del otro lado de La Mancha- fueradesplazada en forma “virtual” a Calais, en territorio francés.Londres paga a París una consistente contribución para que asumael papel de policía limítrofe y asegure la inviolabilidad de lafrontera, reforzada con los 100 millones de euros financiados porlos británicos para construir barreras y cámaras devigilancia.

Ni el presidente François Hollande ni su ministro del Interioraceptan esa perspectiva. Ahora, sin embargo, todos se preguntanqué sucederá con esos acuerdos bilaterales una vez que GranBretaña salga de la Unión Europea (UE).

El único beneficiario de esa crisis de inmigración es elFrente Nacional (FN). En Calais, en todo caso, ese partido deextrema derecha aumenta su caudal electoral a medida que crece laexasperación: en la segunda vuelta de las regionales de diciembreobtuvo 45 por ciento de los votos. Los agricultores, por su parte,no saben cómo hacer para impedir que los refugiados corten susárboles para utilizarlos para bloquear rutas y obligar a loscamiones a parar. Los camioneros tienen terror cada vez que sonabordados por decenas de personas que se introducen en losvehículos con desesperación.

Los empleados del puerto exigen cada vez más personal paraimpedir los abordajes salvajes. “Que abran las fronteras y dejena los ingleses que se arreglen”, dicen. “Que cada país asumasu responsabilidad, en vez de dejar 10 mil personas hacinadas enCalais”, argumenta Frédéric Van Gansbeke, presidente de laFederación de Comerciantes de la ciudad.

El ministro Cazeneuve, por su parte, quiere acompañar ladesaparición del campamento con la creación de más sitio dealojamiento a fin de ofrecer una solución alternativa a losrefugiados.

Gracias a esa política practicada por el gobierno desde hacemeses, 5 mil 528 migrantes dejaron Calais para alojarse en losllamados Centros de Acogida y Orientación (CAO) creados en todo elpaís. Una parte fue alojada en la zona misma, en un centroprovisorio de mil 500 plazas construido con contenedores adaptadospara ser utilizados como viviendas.

La gran mayoría, sin embargo, se niega a partir. ¿Por quérazón vienen y se quedan en Calais? Porque, a pesar de lasdificultades, sigue siendo posible pasar a Inglaterra en formailegal. “Filtrarse con ayuda de un pasador cuesta entre 2 mil y 8mil euros”, explica François Guennoc, voluntario del Albergue delos Migrantes.

Otros que quieren solicitar el asilo en Francia van a Calaispara hallar un techo. “Aquí tienen una carpa, frazadas y unacomida por día”, señala Guennoc. “Es mejor que una vereda enParís”, donde viven los que recién llegan al país. Otros van aCalais porque, según un rumor, la respuesta al pedido de asilo esmás rápida allí.

Al menos lo era hace unos meses, cuando la Oficina Francesa deProtección de Refugiados y Apátridas (OFPRA) hacía un esfuerzopara vaciar rápidamente la “jungla”. Pronto, al igual que elGobierno, sus servicios terminaron totalmente sumergidos por lamarea migratoria.

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