Carlos Siula / El Sol de México
Corresponsal
PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- La canciller Angela Merkeldebió realizar una concesión importante en su políticamigratoria y aceptó “reducir notablemente” el flujo derefugiados que llegan a Alemania. Pero, acaso en premio por esegesto, los militantes de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) letributaron una ovación de 10 minutos en la apertura del congresopartidario en Karlsruhe.
La rectificación de la línea seguida hasta ahora en materiamigratoria obedece más bien a la presión de la opinión públicay de los sectores más conservadores de su partido, alarmados porla presencia en el país de un millón de refugiados desdecomienzos de año. La base del partido exige el fin de la políticade puertas abiertas para los refugiados sirios anunciada acomienzos de septiembre.
La oposición a esa línea se extiende mucho más allá delperímetro de su partido: 53 por ciento de los alemanes estiman queMerkel debe endurecer su posición sobre los migrantes, según unreciente sondeo. Solo 39 por ciento está a favor del mantenimientode la política humanitaria de la canciller.
Sin hablar de límites en las cifras ni de calendario, insistióen su línea de trabajo que comprende medidas nacionales, lucharpor una mayor implicación europea y una lucha más intensa contrael tráfico de personas.
Algunos analistas interpretaron el discurso como una respuestade Merkel a quienes cuestionaban su liderazgo, pero la cancillerdesechó esa conjetura con un gesto de la mano: “El congresoanterior tampoco fue aburrido”, comentó.
Merkel justificó su política de puertas abiertas por“imperativo moral”, y reafirmó en su convicción de queAlemania está capacitada para hacer frente a los desafíos queplantea la llegada de refugiados: "Afrontar y superar los mayoresdesafíos forma parte de nuestra identidad como país", aseguró.Luego reiteró la fórmula que desde hace meses trata de imprimiren el subconsciente colectivo alemán: “Lo conseguiremos”. Esasdos palabras fueron las que provocaron la primera salva deaplausos.
Los economistas estiman que el costo del proceso de integraciónde los oscilará entre 20 mil y 50 mil millones de euros anuales.Es decir, el 2 por ciento del PIB alemán. “Ese esfuerzo esrealizable teniendo en cuenta la situación económica delpaís”, estima el instituto IfW de Kiel.
“La globalización -dijo- hace también que las guerras y elhambre traspasen las fronteras… la exclusión no es unaopción”, sostuvo.
Pese a todo, aseguró que va a realizar una “reducciónsensible de esos flujos porque va en interés de todos.
Para muchos, Merkel estaría en este momento aun más a laizquierda que Sigmar Gabriel, líder de la social democracia (SPD)y miembro de la coalición de Gobierno. El viernes 11 de diciembre,los social demócratas reeligieron a Gabriel en la presidencia delpartido con 74 por ciento de los votos. Se trata de un pésimoresultado, teniendo en cuenta que era el único candidato.
La izquierda del partido le reprocha una política demasiadocentrista. También fue una mala noticia para Merkel, pues sualiado comenzará a mostrarse mucho más exigente a medida que seaproximan las elecciones de 2017.