El presidente norteamericano DonaldTrump y la canciller alemana Angela Merkel se encuentran en unatrayectoria de colisión que puede desembocar en la crisis másgrave entre Europa y Estados Unidos desde que finalizó la SegundaGuerra Mundial.
Varios líderes europeos y losprincipales dirigentes de la Unión Europea (UE) en Bruselas secomunicaron ayer con Merkel alarmados por el estilo agresivodel tuit difundido por Trump destacando “el enorme déficit comercial[estadounidense] con Alemania” y su escasa contribución a laOTAN. “Muy malo para Estados Unidos. Eso va a cambiar”,completó con tono de amenaza.
La violenta reacción de Trump seprodujo después de los comentarios formulados por la cancilleralemana el domingo pasado, diciendo que las cumbres de la OTAN enBruselas y del G7 en Taormina mostraron que la época en que“podíamos confiar plenamente en otros ha quedado atrás”. Esafrase constituyó una clara referencia a la decisión de GranBretaña de abandonar la UE y la política antieuropea adoptada porTrump. “Ahora los europeos debemos tomar nuestro destino ennuestras manos”, instó.
Ayer, cuando recibió al primerministro indio Narendra Modi, fue más lejos en esa idea al decirque “Europa debe ser un actor que se involucra en los asuntosinternacionales”. Esa frase permite pensar que, a criterio de ladirigente más poderosa del continente, Europa debe convertirse enforma progresiva en una alternativa internacional frente a EstadosUnidos, tanto en materia económica como diplomática.
La canciller probablemente volveráa insistir en esa idea cuando reciba hoy (miércoles) al primerministro chino Li Keqiang.
Los recientes comentarios de Merkelmuestran su exasperación frente a las permanente críticas ycomentarios agresivos de Donald Trump sobre Alemania.
La semana pasada, durante unaentrevista con los líderes de la UE en Bruselas, Trump habíacalificado a los alemanes de “malos, muy malos”. Desde quellegó a la Casa Blanca, hace poco más de cuatro meses, elpresidente denuncia sin cesar el desequilibrio del intercambioprovocado por la “agresiva política comercial” de Berlín y ladeuda que tiene con la OTAN.
La violenta ofensiva anti-germana deTrump creó un fuerte sentimiento anti-estadounidense en Alemania,país que siempre tuvo una actitud de reconocimiento hacia EstadosUnidos por el compromiso que asumieron todos sus presidentes en losmomentos críticos de la post-guerra, desde el Plan Marshall queayudó a reconstruir el país después de la victoria aliada en1945 al bloqueo de Berlín, pasando por la construcción del Muro yla reunificación del país.
Por lo demás, Merkel “que secrió en Alemania del Este y sufrió las consecuencias de la guerrafría” fue siempre una aliada incondicional de Estados Unidos. Lamejor prueba es que, cuando George W. Bush decidió intervenir enIrak en 2003, Merkel fue partidaria de apoyar esa iniciativa contrala opinión hostil del entonces canciller Gerhard Schroeder. Peroesa creencia en valores comunes resultó pulverizada por lasagresiones del nuevo ocupante de la Casa Blanca.
Tan fuerte es el sentimientoanti-Trump en Alemania que, a pesar de que el país se encuentra enplena campaña para las elecciones del 24 de septiembre, el lídersocial-demócrata Martin Schulz calificó al presidente de EstadosUnidos de “destructor de los valores occidentales” porque“cuestiona los principios democráticos en una forma que nuncahabíamos visto antes”. A su juicio, la mejor respuesta es “unaEuropa más unida”. Esa posición es idéntica a la iniciativaque había enunciado Merkel el domingo.
Su propuesta de reactivar el procesode construcción europea y sobre todo de poner verdaderamente enmarcha la política de defensa común coincide con la llegada alpoder en Francia de Emmanuel Macron, un convencidoeuropeísta.
“En un día Trump hizo más por launidad europea que todos los dirigentes de Europa en los últimos60 años”, comentó con ironía el líder del grupo parlamentariosocialdemócrata alemán, Thomas Oppermann.
En ese contexto, las reacciones deMerkel prefiguran un incremento de la tensión no solo conAlemania, sino ahora con el resto de Europa, que comienza a tomarconciencia del peligro. Alemania sabe que, si se llega a eseenfrentamiento, contará con el apoyo de la mayor parte de losdirigentes de la UE, que la semana pasada resultaron desconcertadosal escuchar el discurso de Trump y presenciar su comportamiento enla cumbre de la OTAN. Lo más inquietante fue la omisión delartículo 5 del Tratado Atlántico, que estipula el principio dedefensa mutua.
Numerosos países están convencidosde que el aislacionismo de Trump podría incitar a Rusia a tomariniciativas audaces en Europa, sobre todo para testar a EstadosUnidos.
Ese riesgo comienza a convencer anumerosos países europeos de que es necesario lanzar de inmediatoel proceso de defensa común para cubrir el flanco oriental delcontinente que puede presentar un inquietante vacío.
En el actual clima de tensiones, losdirigentes europeos temen que las relaciones transatlánticasingresen rápidamente en una zona de turbulencias. El indicio másclaro de la tormenta que se aproxima es que Angela Merkel rara vezlanza rayos en sus discursos. Pero, cuando lo hace, nunca es poraccidente.