CIUDAD DEL VATICANO.(OEM-Informex).- Nuevo atentado, nuevo horror, nuevamente en tierrafrancesa. Ahora, por primera vez en la era moderna, la víctima deun ataque terrorista ha sido la Europa cristiana. El asesinato del sacerdote de 86años, Jacques Hamel, mientras celebraba misa en una iglesia de laprovincia francesa, no solo convierte a la víctima en un nuevomártir de la Iglesia católica porque su muerte fue por “odio ala fe”, como lo fue en el caso del salvadoreño Óscar ArnulfoRomero, sino que representa una primera y concreta señal, nueva enel Viejo Continente, de la estrategia del terrorismo inspirado en elextremismo islámico cuya prioridad es combatir contra uno de susprincipales enemigos, y por lo tanto objetivos: elcristianismo.
Esta constatación encontróinevitablemente eco en el Vaticano, en la víspera del viaje aPolonia (hoy) en ocasión de la Jornada Mundial de laJuventud del papa Francisco, el cual no encuentra más adjetivospara expresar su dolor y solidaridad con las víctimas y paracondenar el enésimo y significativo acto de terror que haensangrentado en particular Francia y Alemania en los últimosdías. Además de provocar comprensible y renovada tensión entrela población del Viejo Continente.
En un telegrama enviado a monseñorDominique Lebrum, arzobispo de Rouen (la localidad donde seregistró el atentado), Bergoglio ruega “al Señor que inspire atodos sentimientos de reconciliación y fraternidad de frente aesta nueva prueba”. En el mensaje, enviado a nombre del Papa porel secretario del Estado Vaticano, cardenal Pietro Parolin, sesubraya que “el Santo Padre está particularmente turbado por elhecho de que este acto de violencia se registró en una iglesiadurante una misa, liturgia que implora a Dios para dar su paz almundo entero”.
Se trata de una “nueva terriblenoticia, que se agrega a una serie de violencias que en estos díasnos han conmovido”. Es algo “que crea inmenso dolor ypreocupación”, afirmó a su vez el vocero de la Santa Sede,padre Federico Lombardi, comentando el atentado de Saint Etienne duRouvrau, cerca de Rouen, donde el sacerdote Jacques Hamel fueasesinado en su iglesia y algunos fieles resultaronheridos.
El Papa -subrayó Lombardi-“reacciona al dolor y al horror por esta violencia absurda, conla condena más radical de toda forma de odio, y con la oraciónpara las personas afectadas”.
El aún vocero papal (dejará sucargo a principios de agosto, -ndr-) subrayó que “estamosparticularmente afectados porque esta terrible violencia seregistró en una iglesia, un lugar sagrado en el cual se anuncia elamor de Dios, con el bárbaro asesinato de un sacerdote”, queirremediablemente “toca de manera particular la sensibilidadpersonal” religiosa.
Mientras tanto, monseñor Lebrun,que estaba en Cracovia, Polonia, con la mayoría de los obisposfranceses en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud,decidió regresar a su Diócesis en Francia, informó elVaticano.
“Lloro hacia Dios con todos loshombres de buena voluntad e invito a todos los no creyentes aunirse a mi llanto (por las víctimas). La Iglesia católica notiene más armas que la oración y la fraternidad entre loshombres”. Lo escribió Lebrun en un comunicado desdeCracovia después del atentado en Normandía. “Dejo aquí–precisó, refiriéndose a Cracovia- a centenares de jóvenes queson el futuro de la humanidad, pidiéndoles que no se rindan a laviolencia y se conviertan en apóstoles de la civilización delamor.”
Los medios italianos destacaron demanera crítica hacia los sistemas de seguridad galos, que uno delos dos jóvenes terroristas (nacidos en Francia) autores delataque en Normandía que decidieron convertirse en “soldados”del “Estado Islámico” se encontraba en libertad vigilada desdeel pasado 22 de marzo, en espera de ser procesado por lazos con elterrorismo.
También publican el testimonio dela monja Danielle, presente en la iglesia en el momento del ataque,y que logró escapar. “Los agresores –afirmó-, se filmaron, yobligaron al sacerdote a arrodillarse antes de degollarlo ypronunciaron en árabe una especie de sermón cerca del altar...fue algo horrible.”