/ viernes 24 de marzo de 2017

Vislumbran tiempos difíciles en Estados Unidos si se acaba el Obamacare

por Michael Mathes

Maribeth Coot, votante de Donald Trump, dice odiar el Obamacare,pese a ser la única opción de cobertura sanitaria que puedepermitirse en su lugar de residencia, Rogersville, un diminutopueblo del suroeste de Pennsylvania.

El gobierno debería "apartarse y dejarme solucionarlo sola,salir del todo de la industria" de la cobertura médica, consideraesta mujer de 52 años, mientras limpia sus muebles echados aperder por las recientes inundaciones.

Donna Himelrick no tiene seguro pese a ser la alcaldesa deHundred, una pequeña ciudad a unos 30 km al sur, en la vecinaVirginia Occidental.

"Gano demasiado para el Medicaid y no lo suficiente para poderpagarme un seguro. Es una situación difícil", explica Himelrick,de 62 años.

Foto: Cortesía

Como miles de personas en Appalachia, ambas mujeres votaron porel candidato republicano en noviembre para dar un vuelco al sistemapolítico en Estados Unidos.

La Affordable Care Act (Ley de Atención Sanitaria Asequible),insisten, no es la solución a sus problemas de salud, pero ambastendrán que enfrentarse a dramáticos cambios en la atenciónsanitaria si el Obamacare es remplazado por el plan que ultiman losrepublicanos en Washington.

Las clínicas locales son un salvavidas (literalmente) paramuchas personas en un contexto económico difícil en esta regiónpero ahora que Trump es presidente, las reformas aprobadas por supredecesor Obama peligran, y esto podría traducirse en un desastrepara numerosos centros médicos comunitarios en esta región de laAmérica rural.

"Hay muchas cosas que deben ser arregladas" respecto a lasanidad, pero cerrar clínicas locales "supondría un problema paramí", concede Himelrick.

- Red de seguridad -

El Cornerstone Care en Rogersville atiende, junto a otrasclínicas, a la población de esta zona donde las minas de carbóncerraron recientemente haciendo subir el desempleo, y donde loscentros de salud de mayor envergadura pueden encontrarse a más de30 km de distancia.

"Somos la red de seguridad para esta comunidad", asegura JaniceMorris, jefa ejecutiva de la clínica Clay-Battelle en Blacksville,Virginia Occidental, West Virginia.

Con el Obamacare, varios estados han ampliado el Medicaid, elprograma sanitario federal para personas de bajos recursos ydiscapacitadas, para incluir a los residentes cuyos ingresos sesitúen en un 138% del umbral de pobreza. Entre Pennsylvania yVirginia Occidental, suman 845.000 personas, por lo que eliminar elprograma, tal y como pretenden los republicanos, "tendría unterrible impacto" en la zona, explica a la AFP desde Washington elsenador demócrata Bob Casey.

En la clínica Clay-Battelle, cerca de la mitad de los pacientesestán cubiertos por el Medicaid o el Medicare, el programa paralos mayores.

El Obamacare ayudó a disminuir el número de pacientes sincobertura en Clay-Battelle y en Cornerstone, aumentando losrembolsos y permitiendo a su vez una mayor contratación depersonas y horarios de apertura ampliados.

"Mucha gente no reconoce que la cobertura médica de la quedisponen solo es posible gracias al Affordable Care Act", destacaMorris.

- 'Que piensen en la América rual' -

Don Humbertson, de 64 años, explica que le debe la vida a losdoctores de Clay-Battell que descubrieron que tenía cáncer depulmón.

"Cuando se aprobó el Obamacare, yo estaba totalmente en contra"explica este albañil jubilado, que tiene dificultadas para hablary respirar debido a que le quitaron parte del pulmón. "Pero ahorahe visto cómo ayuda a alguna gente".

En un pulso por hacer posible una mayor oferta de seguros dentrodel libre mercado, los republicanos quieren recortar los subsidiosque permiten a los estadounidenses acceder a la sanidad, pero esopodría hacer peligrar la cobertura médica de millones depersonas.

La ley, que pende de un hilo, podría ser votada en el Congresoel viernes.

En tierra de Trump, muchos trabajadores sanitarios sonconscientes de la ironía de que que la reforma de los republicanosperjudique a los centros de salud que se ocupan de la gente cuyovoto llevó al nuevo presidente a la Casa Blanca.

"Lo veo como algo personal", asegura Morris. "Buena parte denuestra plantilla es partidaria de Trump. Por eso, "pediría (a losrepublicanos) que piensen en la América rural que los apoyó. Queno les den la espalda"

por Michael Mathes

Maribeth Coot, votante de Donald Trump, dice odiar el Obamacare,pese a ser la única opción de cobertura sanitaria que puedepermitirse en su lugar de residencia, Rogersville, un diminutopueblo del suroeste de Pennsylvania.

El gobierno debería "apartarse y dejarme solucionarlo sola,salir del todo de la industria" de la cobertura médica, consideraesta mujer de 52 años, mientras limpia sus muebles echados aperder por las recientes inundaciones.

Donna Himelrick no tiene seguro pese a ser la alcaldesa deHundred, una pequeña ciudad a unos 30 km al sur, en la vecinaVirginia Occidental.

"Gano demasiado para el Medicaid y no lo suficiente para poderpagarme un seguro. Es una situación difícil", explica Himelrick,de 62 años.

Foto: Cortesía

Como miles de personas en Appalachia, ambas mujeres votaron porel candidato republicano en noviembre para dar un vuelco al sistemapolítico en Estados Unidos.

La Affordable Care Act (Ley de Atención Sanitaria Asequible),insisten, no es la solución a sus problemas de salud, pero ambastendrán que enfrentarse a dramáticos cambios en la atenciónsanitaria si el Obamacare es remplazado por el plan que ultiman losrepublicanos en Washington.

Las clínicas locales son un salvavidas (literalmente) paramuchas personas en un contexto económico difícil en esta regiónpero ahora que Trump es presidente, las reformas aprobadas por supredecesor Obama peligran, y esto podría traducirse en un desastrepara numerosos centros médicos comunitarios en esta región de laAmérica rural.

"Hay muchas cosas que deben ser arregladas" respecto a lasanidad, pero cerrar clínicas locales "supondría un problema paramí", concede Himelrick.

- Red de seguridad -

El Cornerstone Care en Rogersville atiende, junto a otrasclínicas, a la población de esta zona donde las minas de carbóncerraron recientemente haciendo subir el desempleo, y donde loscentros de salud de mayor envergadura pueden encontrarse a más de30 km de distancia.

"Somos la red de seguridad para esta comunidad", asegura JaniceMorris, jefa ejecutiva de la clínica Clay-Battelle en Blacksville,Virginia Occidental, West Virginia.

Con el Obamacare, varios estados han ampliado el Medicaid, elprograma sanitario federal para personas de bajos recursos ydiscapacitadas, para incluir a los residentes cuyos ingresos sesitúen en un 138% del umbral de pobreza. Entre Pennsylvania yVirginia Occidental, suman 845.000 personas, por lo que eliminar elprograma, tal y como pretenden los republicanos, "tendría unterrible impacto" en la zona, explica a la AFP desde Washington elsenador demócrata Bob Casey.

En la clínica Clay-Battelle, cerca de la mitad de los pacientesestán cubiertos por el Medicaid o el Medicare, el programa paralos mayores.

El Obamacare ayudó a disminuir el número de pacientes sincobertura en Clay-Battelle y en Cornerstone, aumentando losrembolsos y permitiendo a su vez una mayor contratación depersonas y horarios de apertura ampliados.

"Mucha gente no reconoce que la cobertura médica de la quedisponen solo es posible gracias al Affordable Care Act", destacaMorris.

- 'Que piensen en la América rual' -

Don Humbertson, de 64 años, explica que le debe la vida a losdoctores de Clay-Battell que descubrieron que tenía cáncer depulmón.

"Cuando se aprobó el Obamacare, yo estaba totalmente en contra"explica este albañil jubilado, que tiene dificultadas para hablary respirar debido a que le quitaron parte del pulmón. "Pero ahorahe visto cómo ayuda a alguna gente".

En un pulso por hacer posible una mayor oferta de seguros dentrodel libre mercado, los republicanos quieren recortar los subsidiosque permiten a los estadounidenses acceder a la sanidad, pero esopodría hacer peligrar la cobertura médica de millones depersonas.

La ley, que pende de un hilo, podría ser votada en el Congresoel viernes.

En tierra de Trump, muchos trabajadores sanitarios sonconscientes de la ironía de que que la reforma de los republicanosperjudique a los centros de salud que se ocupan de la gente cuyovoto llevó al nuevo presidente a la Casa Blanca.

"Lo veo como algo personal", asegura Morris. "Buena parte denuestra plantilla es partidaria de Trump. Por eso, "pediría (a losrepublicanos) que piensen en la América rural que los apoyó. Queno les den la espalda"

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