Puerto Rico.- Tres semanas después del paso del huracán María, que tocó tierra siendo categoría 5, sólo el 16 por ciento de Puerto Rico tiene electricidad y 40 por ciento no tiene agua potable.
La escasez pone a los enfermos y ancianos en peligro mortal, y exponen a otros a peligros para la salud como infecciones por agua contaminada.
Los médicos alertaron que las comunicaciones y las dificultades eléctricas han oscurecido el número verdadero de muertes relacionadas con el huracán. El conteo oficial aumentó a 45.
La cifra de muertos entre los 3.4 millones de habitantes que tiene Puerto Rico podría seguir aumentando, en especial en las zonas rurales, donde la población presenta dificultades por la falta de acceso a hospitales y a las necesidades más básicas.
Harry Figueroa, un profesor que pasó una semana sin el oxígeno que le ayudaba a respirar, murió la semana pasada a los 58 años. Su cuerpo permaneció sin refrigeración durante tanto tiempo que el director de funeraria no pudo embalsamar su cadáver en estado de descomposición.
Los trabajadores sanitarios de la isla se enfrentan a una crisis exacerbada por la escasez de combustible diesel y el bajo suministro de medicamentos.
Restaurar la electricidad ha sido una de las mayores prioridades de la isla y su mayor desafío. Hasta ahora, el 84 por ciento del territorio continúa sin energía. Los generadores que funcionan con gas o diesel han estado impulsando hospitales, edificios de apartamentos, restaurantes y otras estructuras.
En una rueda de prensa el viernes, el gobernador Ricardo A. Rosselló dijo que el objetivo es que el 25 por ciento del sistema eléctrico se restaure "en el próximo mes".
Alrededor del 67 por ciento de las torres de celulares permanecen abiertas y más del 80 por ciento de las antenas de telefonía móvil no funcionan.
Esto hace que sea imposible para los afectados por el ciclón comunicarse con sus familias y amigos, tanto fuera como dentro de la isla. También complica los esfuerzos de socorro, haciendo más difícil la situación para aquellos que necesitan pedir ayuda.
Actualmente, Puerto Rico opera 112 albergues que atienden a seis mil 67 personas. Aquellos con los medios para salir han estado abandonando sus casas destruidas y volando a Estados Unidos.
Algunos planean regresar, otros dicen que nunca volverán. Funcionarios dicen que más de 100 mil personas podrían terminar en el área de Orlando en los próximos meses.
Todos los aeropuertos de la isla y el 78 por ciento de las gasolineras están operativas, pero sólo 697 kilómetros de ocho mil kilómetros están en funcionamiento.
Alrededor del 37 por ciento de la isla permanece sin agua potable. Los residentes han estado recibiendo agua embotellada, pero desde la semana pasada la distribución representaba un desafío. Aproximadamente el 86 por ciento de los supermercados de la isla están abiertos.
La mayoría de los hospitales y centros de diálisis de Puerto Rico están abiertos, pero la escasez de combustible, que es utilizada por los generadores que alimentan estas instalaciones, sigue causando problemas.
María tocó tierra en la isla caribeña el 20 de septiembre, siendo el huracán más potente que ha azotado el territorio de Estados Unidos en casi 90 años.
El huracán destrozó la red eléctrica de toda la isla y provocó daños generalizados en casas e infraestructuras.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha pedido al Congreso un préstamo de cuatro mil 900 millones de dólares para ayudar al gobierno de Puerto Rico a pagar sus deudas mientras busca recuperarse del paso huracán.
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