La ciudad paquistaní de Kasur, traumatizada desde el escándalo de pederastia de 2015, vive aterrorizada por un asesino en serie de niños que mantiene en vilo a todo el país.
A principios de enero, el cuerpo de Zainab Fatima Ameen, de 6 años, apareció en medio de basuras. La habían violado y matado. Pakistán se movilizó con vigilias y la etiqueta #JusticiaParaZainab invadió las redes sociales.
En Kasur, una ciudad fronteriza con India, miles de personas arremetieron contra edificios oficiales e incendiarion casas de policías para protestar contra su supuesta inacción. Dos manifestantes murieron por disparos policiales.
Con Zainab ya van doce niños asesinados en los dos últimos años en un radio de 2 kilómetros alrededor de Kasur, según las autoridades. "El autor de los crímenes es un asesino en serie", "un loco", dice a la AFP Malik Muhamad Ahmad Khan, portavoz de la provincia de Punyab, de la que Kasur forma parte.
En al menos seis casos los investigadores hallaron el mismo ADN, afirma el doctor Nazir Ahmed, jefe del hospital de Kasur, encargado de las autopsias. "Todas las víctimas parecen presentar el mismo tipo de heridas", asegura. Son marcas de "estrangulación, quemaduras, cuchilladas y cortes".
Las televisiones paquistaníes difundieron imágenes de cámaras de vigilancia en las que se ve a una niña, que se cree que es Zainab, de la mano de un hombre no identificado.
Sangre fría
Los habitantes de Kasur culpan a la policía de inacción, como ya ocurrió en 2015 con el escándalo de pederastia en el que al menos 280 niños fueron filmados siendo sometidos a abusos sexuales y sus familias chantajeadas.
Los padres habían pedido auxilio pero la policía no intervino hasta que los enfrentamientos entre los parientes de las víctimas y las autoridades convirtieron el caso en algo de dominio público.
Los padres de niños asesinados también se quejan de la inercia de las fuerzas de seguridad. "El jefe de distrito de la policía nos dijo que no podían detener al culpable", declaró a la AFP Muhamad Ayub, cuya sobrina fue violada y asesinada en julio.
Sólo una niña de seis años sobrevivió. Fue hallada en un vertedero, pero quedó tetrapléjica y no puede hablar.
"Habría que instalar cámaras en todas las esquinas para proteger a los niños. ¿Cómo van a acompañarlos las madres todo el tiempo?", se pregunta la tía de la sobreviviente.
Ameer Ansari, padre de Zainab, acusa a la policía de "no mostrar ningún interés" en resolver este caso.
Crisis oculta
Las autoridades mantienen la esperanza. El jefe de distrito de la policía, Zahid Nawaz Marwat, espera detener al culpable "en unos días". Una respuesta que no tranquiliza a los habitantes de Kasur que, como Ghulam Fareed, se sienten "obligados a encerrar en casa" a sus hijos.
En 2016, se votó una ley sobre los abusos a menores pero en este país musulmán muy conservador, con una educación sexual inexistente, los expertos temen que muchos casos nunca salgan a la luz.
Sahil, un grupo de ayuda, registró 129 abusos a menores en Kasur entre enero y junio de 2017. Una lacra que va más allá de Punyab.
La prensa denunció recientemente abusos a niños en las madrasas (escuelas coránicas).
Para la familia de Zainab, cualquier reforma llegará tarde. "Fueron incapaces de encontrar a mi hija durante cinco días", dice su madre llorando. Nusrat Bibin asegura que enseñó a Zainab a "comportarse con extraños".