Así es la historia de amor y odio con el FMI

Cuentas públicas no mostrarán mejoría ante la política macroeconómica inconsistente del gobierno

AFP, EFE y El Sol de México

  · sábado 22 de febrero de 2020

La población argentina es la más afectada ya que tiene que solventar la deuda a base de impuestos, por lo que han mostrado su rechazo en las calles / EFE

Altibajos, episodios de amor y odio y una sucesión de tira y afloja marcan la relación de más de 60 años entre Argentina y el FMI, en los que los pedidos de rescate por parte del país han sido una constante.

Pero para muchos argentinos, el Fondo Monetario Internacional es una mala palabra que se asocia a recetas de ajuste y a más recesión.

"Debo confesar que con Christine (Lagarde) hemos iniciado una gran relación ya hace algunos meses, que espero que funcione muy bien y que termine con toda la Argentina enamorada de Christine", dijo entusiasmado el entonces presidente liberal Mauricio Macri en septiembre de 2018, poco después de pactar un acuerdo stand-by con el FMI por 57.000 millones de dólares.

Esta semana, su sucesor Alberto Fernández, un peronista de centroizquierda, negocia la postergación de los pagos de ese préstamo, al menos, según él, hasta que Argentina deje atrás la recesión y recupere el crecimiento económico.

"Si pagáramos, igual no nos va a alcanzar (el dinero), pero estaríamos sumiendo a la economía en una postración absoluta. Para pagar primero tenemos que crecer", insistió Fernández en momentos en que una misión del FMI se encuentra en Buenos Aires para debatir el tema de la deuda.

Argentina ahora presenta un panorama difícil pese a las muestras de buena voluntad del FMI, tras avalar el análisis del Gobierno de que la deuda del país "no es sostenible", al tiempo que pidió una "contribución" a los acreedores privados, que ahora deben decidir.

EL PLAN AÚN ES LA DUDA

Para el experto Nicolás Alonzo, a pesar de lo positivo del mensaje en éste falta "alguna valoración" sobre "el plan económico del Gobierno", que según su criterio necesita definirse más. "La política macroeconómica por el momento es un tanto inconsistente, está teniendo un problema de deuda y por el momento no se va a poder mantener o mejorar la salud de las cuentas públicas", aseveró.

Esta tendencia la observa también en la política monetaria, por lo que considera que por ahora las decisiones del Gobierno están más enfocadas "en la estimulación económica a corto plazo... Todo lo que tuvimos son definiciones por el lado de los ingresos y no de los gastos. Faltan definiciones hacia adelante de cómo se va a manejar la política fiscal", declaró.

RIAD, SIGUIENTE DESTINO

Tras esta intensa semana las negociaciones que no dan tregua, sobre todo si el Gobierno quiere cumplir con la meta que se impuso de llegar a un acuerdo antes del 31 de marzo, que reiteró el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, "no es un capricho".

"Es un plazo que nos autoimpusimos porque después hay vencimientos que son muy duros por delante. (...) Necesitamos tener ahí algún marco de referencia de la negociación, de avance, y si tenemos la posibilidad de tener cerrados los acuerdos, muchísimo mejor", destacó.

La próxima ronda de negociaciones se producirá en los próximos días en Riad, donde el ministro de economía, Martín Guzmán, se volverá a ver las caras con Georgieva con la reunión de ministros del G20 como fondo.

AGRAVARON LA RECESIONES

En asuntos de deuda, Argentina tiene algunos récords: en 2001 declaró la mayor cesación de pagos de la historia, por más de 100 mil millones de dólares, y en 2018 consiguió el mayor préstamo otorgado el FMI, por 57 mil millones de dólares.

El FMI "tiene una imagen muy negativa porque es visto como responsable de las últimas dos grandes crisis", en 2001 y en 2018, explicó Matías Rajnerman, de la consultora Ecolatina.

El país sudamericano, tercera economía de la región, ingresó al FMI en 1956, durante la dictadura del general Pedro Aramburu. En todas las ocasiones, el recuerdo de lo que dejaron los tratos con el FMI son malos.