Uno de los trabajos más particulares, peligrosos e interesantes es el de los cazahuracanes, quienes se ponen en riesgo (cada vez menos por el avance de la tecnología) para conocer a detalle todos los factores de una tormenta o un huracán.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), explica que los datos recopilados por los cazahuracanes ayudan a los meteorólogos a realizar predicciones precisas durante el desarrollo de un huracán.
Además, su aportación es tal que ayudan a investigadores de huracanes a dar un mejor entendimiento y análisis de los procesos de una tormenta, lo que a su vez ayuda notablemente a mejorar sus modelos de pronóstico.
Esencialmente, los cazadores de huracanes vuelan aviones con equipamiento especial para poder sobrellevar un vuelo directamente al ojo de una tormenta para recopilar datos cruciales que ayudarán a proteger vidas y propiedades.
Cabe mencionar que dependiendo de la intención de la misión de los cazahuracanes cambia el modelo del avión, por ejemplo, el P-3 Orion es el indicado para ir directamente a la tormenta. Dicha aeronave tiene la capacidad de atravesar la pared del ojo de un huracán, en donde se encuentran con vientos aulladores y violentas corrientes de aire antes de entrar en la relativa calma del ojo de la tormenta.
Este modelo de avión tiene la misión de investigar todos los cambios de viento y presión, esto es posible tras atravesar una y otra vez la pared del ojo del huracán durante el curso de una misión que puede llegar a tener una duración 8 a 10 horas.
El NOAA explica que las misiones implican un gran trabajo en equipo, pues mientras pilotos de dicha entidad sobrellevan el vuelo en las tormentas, los científicos a bordo del avión despliegan sondas de viento con GPS.
Dicha tecnología tiene la capacidad de medir la presión, humedad, temperatura, dirección y velocidad del viento a medida que caen hacia el mar, lo que arroja una visión detallada de la estructura de la tormenta y su intensidad.
El radar Doppler de cola y los sistemas de radar de fuselaje inferior del P-3 escanean la tormenta vertical y horizontalmente, lo que ofrece a los científicos y pronosticadores una visión en tiempo real de la tormentaExplica el sitio web del NOAA
Entre otros objetivos, los cazahuracanes también realizan misiones de reconocimiento de tormentas con la finalidad de localizar el centro de la tormenta, medir la presión central y los vientos de superficie alrededor del ojo.
Por otro lado, el modelo de avión Jet G-IV tiene como objetivo volar por encima y alrededor de la tormenta con la misión de cubrir miles de kilómetros cuadrados alrededor del huracán. El NOAA explica que es en dicho momento en el que investigadores recopilan información fundamental a gran altitud con sondas de viento con GPS y un radar Doppler de cola, aparatos que permiten a los pronosticadores trazar mapas de las corrientes de dirección que influyen en el movimiento de los huracanes.
Dicha avión tiene la capacidad de volar alto, rápido y lejos con un alcance de hasta 4 mil millas náuticas a una altitud de 13 mil 716 km. Gracias a ello, se puede observar y analizar un panorama detallado de los sistemas meteorológicos en la atmósfera superior que rodean a los huracanes en desarrollo.
¿Quiénes tripulan los aviones cazahuracanes?
De acuerdo con el sitio web de la NOAA, cada equipo de cazahuracanes cuenta con:
- Pilotos
- Ingenieros de vuelo para monitorear sistemas de la aeronave
- Un navegante para determinar la guía de ruta y rastrear el movimiento de la tormenta
- Un director de vuelo para dirigir la misión científica
- Un operador del sistema de datos e sí
- Un operador de sonoboya y sonda de caída que despliega sensores en la tormenta, entre otros.