MANCHESTER. Las primarias demócratas en New Hampshire, en las que el senador Bernie Sanders ganó por un estrecho margen al exalcalde Pete Buttigieg, han dejado un escenario con estos dos favoritos, pero un futuro incierto sobre quién será el candidato que se enfrente a Donald Trump en noviembre, mientras Joe Biden pasó de la cima al borde del precipicio.
Favorito durante meses para la nominación demócrata a la Casa Blanca, el exvicepresidente de Barack Obama se presentaba como un estadista de peso y el mejor preparado de su partido para derrotar a Trump. Pero luego de liderar las encuestas a nivel nacional, el veterano político ha visto tambalear sus ambiciones.
Tras quedar cuarto en los "caucus" (asambleas ciudadanas) de Iowa, un batacazo que describió como un "golpe en las tripas", el martes recibió una segunda paliza consecutiva, ubicándose en un sorprendente quinto puesto en la primaria de New Hampshire.
Biden lo había anticipado y descartó pasar la noche en ese estado del noreste del país. Sin ánimo de fiesta, enfiló hacia Carolina del Sur, donde espera revertir su suerte en la primaria de fin de mes. En este bastión, el excompañero de Obama por ocho años cuenta con el respaldo de la población afroemericana, clave para ganar una elección demócrata.
Nadie en la historia moderna del proceso demócrata ha ganado luego de un desempeño tan pobre en las dos contiendas estatales que abren la interna.
En el promedio de encuestas en todo el país, Biden aparece con 20.4% de apoyo, después de perder frente a Sanders (23%) el primer puesto que había ocupado durante más de un año.