BRASILIA. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, arengó a manifestantes que, rompiendo la cuarentena por el nuevo coronavirus, se concentraron frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia para pedir una intervención militar y el cierre del Congreso.
“No queremos negociar nada”, gritó el presidente ultraderechista subido encima de una camioneta a los manifestantes que se agolparon en el lugar con pancartas llamando a la “intervención militar ya con Bolsonaro” y a defender el AI-5 (Acta Institucional número 5), un decreto que en 1968 cerró el Congreso y suprimió numerosas garantías constitucionales.
“Estoy aquí porque creo en ustedes y ustedes están aquí porque creen en Brasil”, gritó Bolsonaro frente a la aglomeración, de la cual se mantuvo unos metros distante. Niños y ancianos, algunas personas con máscaras, estaban en la primera línea de la manifestación que reunió a unas 600 personas.
Bolsonaro critica constantemente a los líderes del Congreso, a los gobernadores y alcaldes que defienden las medidas de cuarentena y distanciamiento social para contener la propagación del coronavirus que en Brasil.
El mandatario demerita la letalidad del virus, al que califica de “gripecita”, promueve aglomeraciones y se pronuncia reiteradamente a favor de la apertura del comercio y las escuelas. En el breve discurso, el presidente no cuestionó el pedido de intervención militar ni las consignas a favor del cierre del Congreso.
El gesto del mandatario fue condenado por políticos y portavoces de los poderes públicos brasileños. “Asusta ver manifestaciones por el regreso del régimen militar, después de 30 años de democracia”, dijo Luís Roberto Barrozo, juez del Supremo Tribunal Federal.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), comentó en Twitter la acción. “La misma Constitución que permite que un presidente sea electo democráticamente tiene mecanismos para impedir que conduzca al país a la destrucción de la democracia y a un genocidio de la población”, escribió.
Veinte gobernadores suscribieron una carta en apoyo al Congreso nacional.
En Sao Paulo, donde comenzaron a utilizarse excavadoras para abrir fosas en el mayor cementerio del estado, también hubo caravanas contra la cuarentena.