BRASILIA. El ministro de Salud de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, rechazó la renuncia de uno de sus más cercanos colaboradores, sin negar que su propio destino pende de un hilo debido a enfrentamientos con el presidente Jair Bolsonaro por el manejo de la crisis del nuevo coronavirus.
Horas antes, el ministerio de Salud había anunciado que “el secretario de Vigilancia y Salud del ministerio, Wanderson de Oliveira, renunció hoy”.
El diario Folha de S.Paulo filtró una carta de De Oliveira, pieza clave en la estrategia para combatir el Covid-19, donde se despedía de sus colaboradores y anunciaba la salida inminente de Mandetta.
“Ayer tuve una reunión con el ministro y su salida está programada para los próximos horas o días”, escribió.
Pero Bolsonaro no se había pronunciado hasta fines de la tarde local y Mandetta decidió rechazar la dimisión, según anunció en la conferencia de prensa en la que participó junto a De Oliveira para informar sobre la evolución de la pandemia.
La prensa reportó que la carta fue enviada luego que Mandetta, un ortopedista de 55 años, informara a su equipo que sería destituido esta semana, un fantasma que lo ronda desde hace varios días en medio de ásperos choques con Bolsonaro.
Según la prensa brasileña, Bolsonaro ya tiene una lista de candidatos para reemplazar a Mandetta, entre ellos el director del servicio de vigilancia sanitaria Anvisa, el contraalmirante Antonio Torres, y Ludhmila Hajjar, directora de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Sociedad Brasileña de Cardiología.
Brasil, con más de 210 millones de habitantes, es el país latinoamericano con más casos de coronavirus, que hasta ayer ha dejado más de mil 500 muertos y una cifra superior a los 25 mil contagiados.
El ministerio de Salud prevé que la enfermedad alcance su auge entre finales de abril e inicios de mayo.
Bolsonaro y Mandetta llevan semanas sin ponerse de acuerdo sobre el manejo de la epidemia. El mandatario restó importancia a la gravedad del Covid-19, recomendó medicamentos no comprobados y atacó a los gobernadores que habían ordenado cuarentenas.
Mandetta salió de su bajo perfil con informes técnicos que presentan lo más reciente en ciencia, enfatizando la necesidad del distanciamiento social y recibiendo elogios de todo el espectro político.
La respuesta del Ministerio de Salud a la epidemia fue calificada como “buena” o “excelente” por 76% de los brasileños entrevistados por Datafolha este mes. Bolsonaro obtuvo las mismas calificaciones de sólo 33% de los encuestados.
Además de las tensiones, Mandetta llamó el domingo a una respuesta unificada del gobierno, prácticamente apuntando a Bolsonaro por minimizar la amenaza antes de lo que podrían ser los dos meses más difíciles para el brote.