/ jueves 11 de mayo de 2017

Brigitte Macron, el nuevo ícono francés

Francia tiene un nuevo ícono: Brigitte Macron, la esposa delpresidente electo, perfecta representante del glamour francés, seha convertido en motivo de admiración para muchas mujeres por suelegancia natural, su estilo y, sobre todo, por su coraje para seruna mujer libre.

“Sin ella, yo no sería yo”, confesó Emmanuel Macron cuandocelebró su triunfo en la primera vuelta de la elecciónpresidencial. A su lado, cohibida por el homenaje, Brigitte,“Bibi”, “BAM” o “Cocotte” -como la llaman sus íntimos-intentaba aceptar la idea de convertirse en primera dama de Franciaa los 64 años, para “acompañar” los sueños del hombre de 39que comparte su vida desde hace casi un cuarto de siglo.

Esos 24 años de diferencia exigieron de su parte una gran dosisde valentía. En una sociedad provinciana extremadamenteconservadora -como es Amiens todavía en la actualidad- su familiay sus amigos vieron con malos ojos la decisión de esa mujercasada, madre de tres hijos, de pedir el divorcio a su maridobanquero para casarse con un joven que había sido su alumno en uncolegio jesuita. Algunos años antes en Marsella, un caso similarhabía provocado un escándalo nacional que culminó con la condenade la profesora por abuso sexual y provocó el suicidio de ladocente.

En este caso, el tacto y la prudencia de ambos protagonistas,que esperaron varios años para oficializar la relación, permitióevitar el drama. “Los detalles de ese periodo pertenecen aldominio íntimo de la pareja”, comentó Brigitte en su primeraentrevista. Aun así, fueron aislados por su círculo familiar yamistoso. “Fueron años muy difíciles. Aún ahora siento lamirada de reprobación de alguna gente”, confesó Macrón en unreciente documental de televisión.

Esos episodios traumáticos sirvieron en todo caso parasolidificar la relación que es absolutamente “fusional”.“Para Emmanuel, no existe ninguna otra mujer en el mundo. Puedenponerle adelante a Charlize Theron desnuda y no se le mueve unpelo”, asegura su madre.

Los rasgos de Brigitte, devorados por una sonrisa luminosa, sonun testimonio elocuente de la felicidad que vive la pareja. Pero laesposa del presidente electo de Francia no solo fascina por todoeso. La incondicional musa del nuevo meteoro de la políticamundial tiene otras cualidades que explican ese deslumbramientogeneral.

Consciente de que la diferencia de edad despierta ironías einspira caricaturas más o menos desagradables, Brigitte prefierereír: “Es necesario que gane ahora. Porque en 2022 su mayorproblema será mi cara”, bromeaba durante la campaña.

Quienes la conocen saben, sin embargo, que Brigitte Macron sueleindignarse con esos comentarios: “Lamenta que se acepte en unhombre lo que se le niega a una mujer”, dice su amigo, elperiodista Philippe Besson.

Discreta pero siempre presente, la exprofesora de francés,latín y teatro, es madre de tres hijos, abuela de siete nietos y,desde que Macron decidió lanzarse en política, también es su“coach personal”.

“Brigitte está cerca suyo en forma permanente. Emmanuel nohace nada sin ella”, reconocen los miembros de su equipo. Conella el candidato ensaya sus discursos, corrige la voz, decide suspuestas en escena, define su look y retoca el nudo de la corbata. Ysi algunos en el entorno de la pareja se sienten molestos con suomnipresencia, callan: “Ella es la parte no negociable de mivida”, suele advertir con frecuencia para que nadie seequivoque.

Brigitte Macron, nacida en el seno de una familia de acomodadoschocolateros del norte de Francia, siempre fue así. Cálida,aparentemente tímida, pero dotada de una fuerza de voluntad capazde mover montañas cuando se trata de responder a los llamados dela vida.

Tal vez por esa razón se convirtió en la heroína de muchasmujeres francesas, que elogian su compromiso activo junto a sumarido e imitan su forma de vestir, su estilo “elegante einformal”, su espontaneidad y hasta le escriben cartas conconsejos para “mantener alejadas a las pícaras que intentanseducir” a su marido.

Durante la campaña, mientras su marido distribuía apretones demano, ella se aislaba con pequeños grupos para escuchar susproblemas y sus angustias. Cuando no estaba a su lado, la multitudla reclamaba: “¿Dónde está Brigitte?”, clamaba parte delpúblico. En varias ciudades incluso se formaron fans clubs deBrigitte. No es por azar tampoco que desde hace varios monopolizalas portadas de todas las revistas femeninas y del corazón.

“Su forma de vestir expresa un aspecto primordial: su amor ala vida y su gusto por la vida moderna”, comentó la especialistade moda Sophie Fontanel. “La acusan de lucir faldas demasiadocortas y talones demasiado altas. ¿Por qué no, puesto que tienehermosas piernas? También la acusan de vestirse joven paradisimular su edad. ¿Qué tiene de malo? Todas hacemos lo mismo”,concluyó.

Tan fuerte es su imagen en un sector de la sociedad que LVMH,propiedad del millonario Bernard Arnault, le propuso vestirla condiseños de ese imperio de la moda que, entre otras marcas, tieneDior, Louis Vuitton, Givenchy, Emilio Pucci o Céline.

Consciente de la importancia que tiene Brigitte en su vida, elfuturo presidente expresó no hace mucho su deseo de instaurar“un estatus de primera dama o de primer hombre” para ponertérmino a lo que considera “una enorme hipocresía”.

Desde 1958, la actuación del cónyuge de un presidente francésha sido puramente simbólica porque la Constitución no prevéningún estatus. El legislador consideró en aquel momento que elpueblo elige a su mandatario y no a quien lo acompaña en su vidapersonal. Por esa razón, ni el papel ni la función de una primeradama son definidos en las reglas o protocolos escritos.

Contrariamente a las primeras damas norteamericanas que disponende una oficina en la Casa Blanca, un jefe de gabinete y un equipode 12 personas, la esposa del presidente francés solo cuenta conun reducido secretariado, un pequeño presupuesto y un equipo deseguridad. “Hay que terminar con la hipocresía actual. Esnecesario que la persona que vive con el Jefe del Estado puedatener un papel y que sea reconocida en ese papel”, indicó,aunque aclaró que no se trata de acordarle medios financierosparticulares ni salario.

De cualquier modo, a partir del domingo estará permanente a sulado. “Siempre me acompañó porque es mi equilibrio en la vida.Es así como funcionamos”, advirtió después de suelección.

Francia tiene un nuevo ícono: Brigitte Macron, la esposa delpresidente electo, perfecta representante del glamour francés, seha convertido en motivo de admiración para muchas mujeres por suelegancia natural, su estilo y, sobre todo, por su coraje para seruna mujer libre.

“Sin ella, yo no sería yo”, confesó Emmanuel Macron cuandocelebró su triunfo en la primera vuelta de la elecciónpresidencial. A su lado, cohibida por el homenaje, Brigitte,“Bibi”, “BAM” o “Cocotte” -como la llaman sus íntimos-intentaba aceptar la idea de convertirse en primera dama de Franciaa los 64 años, para “acompañar” los sueños del hombre de 39que comparte su vida desde hace casi un cuarto de siglo.

Esos 24 años de diferencia exigieron de su parte una gran dosisde valentía. En una sociedad provinciana extremadamenteconservadora -como es Amiens todavía en la actualidad- su familiay sus amigos vieron con malos ojos la decisión de esa mujercasada, madre de tres hijos, de pedir el divorcio a su maridobanquero para casarse con un joven que había sido su alumno en uncolegio jesuita. Algunos años antes en Marsella, un caso similarhabía provocado un escándalo nacional que culminó con la condenade la profesora por abuso sexual y provocó el suicidio de ladocente.

En este caso, el tacto y la prudencia de ambos protagonistas,que esperaron varios años para oficializar la relación, permitióevitar el drama. “Los detalles de ese periodo pertenecen aldominio íntimo de la pareja”, comentó Brigitte en su primeraentrevista. Aun así, fueron aislados por su círculo familiar yamistoso. “Fueron años muy difíciles. Aún ahora siento lamirada de reprobación de alguna gente”, confesó Macrón en unreciente documental de televisión.

Esos episodios traumáticos sirvieron en todo caso parasolidificar la relación que es absolutamente “fusional”.“Para Emmanuel, no existe ninguna otra mujer en el mundo. Puedenponerle adelante a Charlize Theron desnuda y no se le mueve unpelo”, asegura su madre.

Los rasgos de Brigitte, devorados por una sonrisa luminosa, sonun testimonio elocuente de la felicidad que vive la pareja. Pero laesposa del presidente electo de Francia no solo fascina por todoeso. La incondicional musa del nuevo meteoro de la políticamundial tiene otras cualidades que explican ese deslumbramientogeneral.

Consciente de que la diferencia de edad despierta ironías einspira caricaturas más o menos desagradables, Brigitte prefierereír: “Es necesario que gane ahora. Porque en 2022 su mayorproblema será mi cara”, bromeaba durante la campaña.

Quienes la conocen saben, sin embargo, que Brigitte Macron sueleindignarse con esos comentarios: “Lamenta que se acepte en unhombre lo que se le niega a una mujer”, dice su amigo, elperiodista Philippe Besson.

Discreta pero siempre presente, la exprofesora de francés,latín y teatro, es madre de tres hijos, abuela de siete nietos y,desde que Macron decidió lanzarse en política, también es su“coach personal”.

“Brigitte está cerca suyo en forma permanente. Emmanuel nohace nada sin ella”, reconocen los miembros de su equipo. Conella el candidato ensaya sus discursos, corrige la voz, decide suspuestas en escena, define su look y retoca el nudo de la corbata. Ysi algunos en el entorno de la pareja se sienten molestos con suomnipresencia, callan: “Ella es la parte no negociable de mivida”, suele advertir con frecuencia para que nadie seequivoque.

Brigitte Macron, nacida en el seno de una familia de acomodadoschocolateros del norte de Francia, siempre fue así. Cálida,aparentemente tímida, pero dotada de una fuerza de voluntad capazde mover montañas cuando se trata de responder a los llamados dela vida.

Tal vez por esa razón se convirtió en la heroína de muchasmujeres francesas, que elogian su compromiso activo junto a sumarido e imitan su forma de vestir, su estilo “elegante einformal”, su espontaneidad y hasta le escriben cartas conconsejos para “mantener alejadas a las pícaras que intentanseducir” a su marido.

Durante la campaña, mientras su marido distribuía apretones demano, ella se aislaba con pequeños grupos para escuchar susproblemas y sus angustias. Cuando no estaba a su lado, la multitudla reclamaba: “¿Dónde está Brigitte?”, clamaba parte delpúblico. En varias ciudades incluso se formaron fans clubs deBrigitte. No es por azar tampoco que desde hace varios monopolizalas portadas de todas las revistas femeninas y del corazón.

“Su forma de vestir expresa un aspecto primordial: su amor ala vida y su gusto por la vida moderna”, comentó la especialistade moda Sophie Fontanel. “La acusan de lucir faldas demasiadocortas y talones demasiado altas. ¿Por qué no, puesto que tienehermosas piernas? También la acusan de vestirse joven paradisimular su edad. ¿Qué tiene de malo? Todas hacemos lo mismo”,concluyó.

Tan fuerte es su imagen en un sector de la sociedad que LVMH,propiedad del millonario Bernard Arnault, le propuso vestirla condiseños de ese imperio de la moda que, entre otras marcas, tieneDior, Louis Vuitton, Givenchy, Emilio Pucci o Céline.

Consciente de la importancia que tiene Brigitte en su vida, elfuturo presidente expresó no hace mucho su deseo de instaurar“un estatus de primera dama o de primer hombre” para ponertérmino a lo que considera “una enorme hipocresía”.

Desde 1958, la actuación del cónyuge de un presidente francésha sido puramente simbólica porque la Constitución no prevéningún estatus. El legislador consideró en aquel momento que elpueblo elige a su mandatario y no a quien lo acompaña en su vidapersonal. Por esa razón, ni el papel ni la función de una primeradama son definidos en las reglas o protocolos escritos.

Contrariamente a las primeras damas norteamericanas que disponende una oficina en la Casa Blanca, un jefe de gabinete y un equipode 12 personas, la esposa del presidente francés solo cuenta conun reducido secretariado, un pequeño presupuesto y un equipo deseguridad. “Hay que terminar con la hipocresía actual. Esnecesario que la persona que vive con el Jefe del Estado puedatener un papel y que sea reconocida en ese papel”, indicó,aunque aclaró que no se trata de acordarle medios financierosparticulares ni salario.

De cualquier modo, a partir del domingo estará permanente a sulado. “Siempre me acompañó porque es mi equilibrio en la vida.Es así como funcionamos”, advirtió después de suelección.

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