Nayib Bukele asumió el sábado la presidencia de El Salvador, prometiendo que durante su gestión tomará decisiones amargas para que la empobrecida nación centroamericana retome el liderazgo de desarrollo en la región.
En una inédita y eufórica ceremonia realizada en la principal plaza de la capital, el mandatario hizo una comparación del país con un niño enfermo que necesita cuidados y atención para sacarlo de su estado.
El presidente, que no dijo cómo espera resolver los temas de migración, inseguridad y corrupción, anunció que impulsará proyectos de gran escala, aunque sin dar detalles.
El Salvador tiene una tasa de 50,3 homicidios por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo, según la Organización de Naciones Unidas (ONU). Además, cientos de salvadoreños emigran hacia Estados Unidos cada año huyendo de la pobreza, la violencia y en busca de mejores oportunidades.
"Nuestro país es como un niño enfermo, nos toca ahora a todos cuidarlo, (...) tomar un poco de medicina amarga, nos toca ahora sufrir un poco, (...) tener un poco de dolor, asumir nuestra responsabilidad y todos como hermanos sacar adelante a ese niño, que es nuestra familia, es nuestro país, es El Salvador", dijo Bukele ante unas 8.000 personas.
Bukele, un publicista de 37 años, arrasó en las elecciones de febrero y rompió con tres décadas de bipartidismo entre el conservador Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el saliente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con la promesa de combatir la corrupción y llevar al país por la ruta del desarrollo.
"Habrá momentos duros, habrán momentos difíciles, pero tomaremos esas decisiones con valentía y espero que me acompañen a defender esas decisiones", expresó Bukele.
Por primera vez la investidura se realizó en una plaza pública ante miles de salvadoreños que exigieron a gritos el freno de la corrupción, expulsar a los políticos tradicionales y la instalación de una comisión de investigación, similar a la que opera en la vecina Guatemala. Con pancartas y disfraces alusivos al ahora presidente, los asistentes gritaron "Fuera" a cuestionados diputados, políticos, jueces y al gobernante saliente de izquierda, Salvador Sánchez Cerén.
A la ceremonia no fueron invitados los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, Daniel Ortega de Nicaragua y Juan Orlando Hernández de Honduras, luego de que Bukele ha señalado en varias ocasiones que los considera gobiernos que atentan contra la democracia.