PARÍS. El presidente argelino Abdelaziz Buteflika, de 82 años, que permanecía en el poder desde 1999, se inclinó ayer ante la presión popular, renunció a presentarse como candidato para un quinto mandato y postergó la elección presidencial prevista para el 18 de abril.
Esas iniciativas abren sin embargo numerosos interrogantes, pues todo parece indicar que el “rais” permanecerá en el poder después del 28 de abril -fecha en que termina oficialmente su mandato- y se encargará de pilotear la transición.
Las decisiones que acompañaron el renunciamiento de Buteflika a un quinto mandato fueron adoptadas por la “presidencia”, según el término ambiguo utilizado por la agencia oficial APS en sus anuncios. Esa fórmula parece indicar que se trata de medidas colectivas adoptadas por los hombres que controlan los resortes del poder desde que el jefe del Estado cayó en estado cataléptico.
En su carta de retiro, que fue difundida por la agencia de prensa oficial Algerie Presse Service (APS), Buteflika aceptó la renuncia del primer ministro Ahmed Ouyahia y designó en su lugar a Nureddin Bedui, que ocupaba la cartera de Interior. Ese cambio en la cúspide del gobierno abrió mecánicamente un proceso de reestructuración ministerial.
La presidencia también anunció la convocatoria de una conferencia nacional que se encargará de reformar el sistema político y de elaborar un proyecto de nueva Constitución antes de fin de año.
Decenas de miles de personas se lanzaron a las calles para festejar la virtual capitulación del hombre que gobernó el país durante los últimos 20 años. Su renuncia aparece como el resultado de tres semanas de protestas contra el jefe de Estado y de rechazo a un sistema político anquilosado, dominado desde la independencia de Francia, en 1962, por un establishment que integran los hermanos del presidente, las fuerzas armadas, los servicios secretos, los veteranos de la guerra de liberación, diversos clanes políticos y un reducido grupo de empresarios que controla virtualmente la economía del país.
Las protestas se habían intensificado en las últimas 48 horas con la huelga general de cinco días lanzada el domingo pasado y la medida iniciada por los colegios de abogados para pedir al Consejo Constitucional que no avalara la candidatura de Buteflika, debido a su “incapacidad para ejercer” como jefe de Estado.
Algunos dirigentes de la oposición temen que el retiro de la candidatura pueda convertirse en una victoria pírrica. Todo indica que se trata de una astucia táctica para calmar las protestas a fin de contar con el tiempo necesario para que el régimen pueda organizar la transición. Los juristas deberán ponerse de acuerdo, dado que no existe ninguna disposición jurídica que permita diferir las elecciones y prolongar el mandato del presidente que ejerce el poder.