/ domingo 12 de mayo de 2019

Cambio climático, la cara oculta de la migración

Miles de personas han huido de sus tierras por los cambios drásticos de las temperaturas, así como por constantes lluvias e inundaciones

PANAMÁ. Sequías y lluvias prolongadas, pérdidas de cultivos y pobreza son hoy los efectos más visibles del cambio climático en América Latina y el Caribe, que obliga a familias enteras a dejar sus tierras para buscar nuevas oportunidades.

“El cambio climático es un multiplicador de la pobreza y la desigualdad, pues agrava estas situaciones y otras ya existentes como las malas partidas agrícolas y la falta de capacidades”, sentenció el experto español Gustavo Máñez.

En entrevista con Prensa Latina, el coordinador de Cambio Climático de ONU Medio Ambiente, recordó que la migración centroamericana no es un fenómeno nuevo, más bien resulta recurrente e histórico, y ahora el calentamiento global lo exacerba porque es un multiplicador de efectos.

“La gente emigra; sin embargo, no siempre saben lo que les espera del otro lado, pues en muchos casos es peor el remedio que la enfermedad”, apuntó.

Al referirse a la situación que presenta actualmente el llamado Arco Seco Centroamericano, zona de donde provienen muchos de los migrantes que integran la caravana apostada en la frontera mexicana con Estados Unidos, el especialista se centró en la sequía.

Esta situación, cada vez más más fuerte, provoca una disminución de la productividad agrícola en países como El Salvador, donde en 2017 perdieron el 60 por ciento de los cultivos básicos como el maíz y el frijol, dijo.

A esto se suma, la presencia de destructoras plagas como la del gorgojo que afecta a los pinos, y la roya, al café, explicó Máñez, quien también hizo alusión a la existencia de zonas áridas en Centroamérica y el Caribe, especialmente en República Dominicana, como resultado de la variabilidad climática.

Tal panorama genera desajustes en la productividad agrícola y en la subsistencia de las comunidades que dependen del agua y de esta actividad para vivir, afirmó.

Otro de los sectores seriamente afectado por este fenómeno son las hidroeléctricas, en tanto un estudio reciente refleja que cada vez hay menos agua en los ríos y las presas, por lo que esta matriz limpia de energía podría cambiar debido a la disminución de los caudales.

“Más de la mitad de la energía en América Latina se produce a través de las grandes presas. Sin embargo, cálculos nuestros revelan que hacia el 2040 habrá un 25 por ciento menos de agua en los caudales de los ríos de la región”, expresó Máñez.

MIGRANTES CLIMÁTICOS

Por su parte, la ministra de Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador, Lina Pohl, fue enfática al afirmar que "los próximos migrantes van a ser migrantes climáticos".

Centroamérica ha tenido "pérdidas recurrentes en la agricultura, con poblaciones que están cada vez con menos oportunidades de trabajo y de desarrollo", por lo que la migración aumentará sin que "los muros" puedan detener el fenómeno, añadió.

Según un comunicado del Consejo de Ministros de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, entre las 15 naciones más vulnerables del mundo ante los eventos climáticos están Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y República Dominicana.

"Todos los países tenemos un problema: si no tienes seguridad alimentaria ni cómo sobrevivir, te provoca una migración, y todos los países centroamericanos lo estamos sufriendo", señaló Elvis Rodas, viceministro hondureño de Recursos Naturales y Ambiente.

"Independientemente de la caravana, la afectación del cambio climático provoca migraciones porque no tienes una sostenibilidad en el lugar donde tú naciste", añadió.

En 2016, el Corredor Seco Centroamericano, que se extiende por Guatemala, Honduras y El Salvador, registró una de las sequías más graves de la última década, la cual dejó a 3,5 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

El cambio de temperatura, la prolongación de sequías y la intensificación de las lluvias hacen que millones de agricultores centroamericanos, que subsisten con la producción de granos básicos, pierdan sus cultivos.

A juicio de las autoridades, esos fenómenos climáticos afectan también los presupuestos de los países, que se ven obligados a disponer de recursos que podrían ser destinados a otros asuntos como educación, salud o desarrollo social.

Solo en Guatemala, este año, más de 100 mil familias fueron afectadas por la pérdida de las cosechas de maíz y frijoles, debido a la variabilidad del clima, indicó el ministro de Ambiente de ese país, Alfonso Alonzo.

Ante esta realidad, los gobiernos centroamericanos piden un mayor aporte internacional en recursos y transferencia de tecnologías, porque "es indudable que el cambio climático está acrecentando la terrible decisión que toma la gente de migrar", expresó Elena Pita, funcionaria del programa de adaptación al cambio climático de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe.

"El cambio climático no tiene ideologías, tiene víctimas, y esas víctimas las vemos todos los días sufriendo", aseveró Alonzo.


PANAMÁ. Sequías y lluvias prolongadas, pérdidas de cultivos y pobreza son hoy los efectos más visibles del cambio climático en América Latina y el Caribe, que obliga a familias enteras a dejar sus tierras para buscar nuevas oportunidades.

“El cambio climático es un multiplicador de la pobreza y la desigualdad, pues agrava estas situaciones y otras ya existentes como las malas partidas agrícolas y la falta de capacidades”, sentenció el experto español Gustavo Máñez.

En entrevista con Prensa Latina, el coordinador de Cambio Climático de ONU Medio Ambiente, recordó que la migración centroamericana no es un fenómeno nuevo, más bien resulta recurrente e histórico, y ahora el calentamiento global lo exacerba porque es un multiplicador de efectos.

“La gente emigra; sin embargo, no siempre saben lo que les espera del otro lado, pues en muchos casos es peor el remedio que la enfermedad”, apuntó.

Al referirse a la situación que presenta actualmente el llamado Arco Seco Centroamericano, zona de donde provienen muchos de los migrantes que integran la caravana apostada en la frontera mexicana con Estados Unidos, el especialista se centró en la sequía.

Esta situación, cada vez más más fuerte, provoca una disminución de la productividad agrícola en países como El Salvador, donde en 2017 perdieron el 60 por ciento de los cultivos básicos como el maíz y el frijol, dijo.

A esto se suma, la presencia de destructoras plagas como la del gorgojo que afecta a los pinos, y la roya, al café, explicó Máñez, quien también hizo alusión a la existencia de zonas áridas en Centroamérica y el Caribe, especialmente en República Dominicana, como resultado de la variabilidad climática.

Tal panorama genera desajustes en la productividad agrícola y en la subsistencia de las comunidades que dependen del agua y de esta actividad para vivir, afirmó.

Otro de los sectores seriamente afectado por este fenómeno son las hidroeléctricas, en tanto un estudio reciente refleja que cada vez hay menos agua en los ríos y las presas, por lo que esta matriz limpia de energía podría cambiar debido a la disminución de los caudales.

“Más de la mitad de la energía en América Latina se produce a través de las grandes presas. Sin embargo, cálculos nuestros revelan que hacia el 2040 habrá un 25 por ciento menos de agua en los caudales de los ríos de la región”, expresó Máñez.

MIGRANTES CLIMÁTICOS

Por su parte, la ministra de Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador, Lina Pohl, fue enfática al afirmar que "los próximos migrantes van a ser migrantes climáticos".

Centroamérica ha tenido "pérdidas recurrentes en la agricultura, con poblaciones que están cada vez con menos oportunidades de trabajo y de desarrollo", por lo que la migración aumentará sin que "los muros" puedan detener el fenómeno, añadió.

Según un comunicado del Consejo de Ministros de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, entre las 15 naciones más vulnerables del mundo ante los eventos climáticos están Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y República Dominicana.

"Todos los países tenemos un problema: si no tienes seguridad alimentaria ni cómo sobrevivir, te provoca una migración, y todos los países centroamericanos lo estamos sufriendo", señaló Elvis Rodas, viceministro hondureño de Recursos Naturales y Ambiente.

"Independientemente de la caravana, la afectación del cambio climático provoca migraciones porque no tienes una sostenibilidad en el lugar donde tú naciste", añadió.

En 2016, el Corredor Seco Centroamericano, que se extiende por Guatemala, Honduras y El Salvador, registró una de las sequías más graves de la última década, la cual dejó a 3,5 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

El cambio de temperatura, la prolongación de sequías y la intensificación de las lluvias hacen que millones de agricultores centroamericanos, que subsisten con la producción de granos básicos, pierdan sus cultivos.

A juicio de las autoridades, esos fenómenos climáticos afectan también los presupuestos de los países, que se ven obligados a disponer de recursos que podrían ser destinados a otros asuntos como educación, salud o desarrollo social.

Solo en Guatemala, este año, más de 100 mil familias fueron afectadas por la pérdida de las cosechas de maíz y frijoles, debido a la variabilidad del clima, indicó el ministro de Ambiente de ese país, Alfonso Alonzo.

Ante esta realidad, los gobiernos centroamericanos piden un mayor aporte internacional en recursos y transferencia de tecnologías, porque "es indudable que el cambio climático está acrecentando la terrible decisión que toma la gente de migrar", expresó Elena Pita, funcionaria del programa de adaptación al cambio climático de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe.

"El cambio climático no tiene ideologías, tiene víctimas, y esas víctimas las vemos todos los días sufriendo", aseveró Alonzo.


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