Entre las miles de historias de los migrantes que llegaron en caravana a la frontera con México en busca de acariciar el sueño americano sobresale la de Mario Castellanos, un niño de 12 años que escapó de su hogar y no quiere regresar porque “en Honduras uno sufre”.
El pequeño refleja el drama de los niños migrantes que deciden viajar solos a Estados Unidos al vivir asolado por la violencia y en la extrema pobreza.
Caravana Migrante, paso a paso el recorrido por México hasta EU. Sigue aquí cada actualización
“Me querían meter a una pandilla", declaró a la BBC Mundo. "Me decían que me metiera, que me iban a pagar bien, pero yo no quería", expresó.
Su madre, Dilsia Murillo, de 36 años, se enteró de su partida cuando sus vecinos le dijeron que lo habían visto en las noticias.
Ahora vive en la eterna angustia por su pequeño:
Usted bien sabe cómo se siente una madre sin su hijo, si yo no me quito de este mundo es porque el único que nos puede quitar es nuestro padre celestial
Este viernes, Mario quedó en medio del caos cuando los miles de migrantes quisieron entrar por la fuerza a territorio mexicano y la Policía Federal respondió. Quedó herido y recibió atención en el puesto de inmigración.
A pesar de todo, afirma que no renunciará a su intento de llegar a Estados Unidos, aun cuando no ha logrado pasar a México.
Caminar es muy duro pero mi misión es llegar. Extraño mi casa pero hay que seguir adelante
Mario no es el único niño que espera en la frontera de México con Guatemala, la mayoría están con sus padres, pero las caras son de cansancio, desesperación y el grito es el mismo: no quieren regresar a su país.
Ante la grave situación en la frontera sur de México, las autoridades migratorias han dado prioridad a las mujeres y niños para ingresar al país e iniciar los trámites para su solicitud de refugiado; en caso contrario, el gobierno ha estipulado que si no acreditan su estancia, los regresarán a su país.
Otros cientos prefieren pagar 25 pesos y avanzar en una frágil balsa sobre las aguas del río Suchiate.
Pero aún hay miles que esperan afuera de la reja que separa a la frontera de México y Guatemala.