WASHINGTON.- La Casa Blanca prometió el martes encontrar a los responsables de los cinco ataques con explosivos registrados en las últimas semanas en Texas, pero descartó por ahora un "nexo aparente con el terrorismo".
"Estamos comprometidos a llevar ante la justicia a los autores de estos actos atroces. No hay un aparente vínculo con el terrorismo en este momento", dijo la secretaria de prensa Sarah Sanders, en la primera reacción pública de la Casa Blanca a los ataques que comenzaron hace 19 días y dejan ya dos muertos y cinco heridos.
Un nuevo artefacto estalló esta madrugada en un centro de reparto de la empresa de paquetería Federal Express en la localidad de Schertz, el quinto incidente de su tipo en las inmediaciones de la capital texana.
Al menos una persona resultó herida a raíz del estallido, y las autoridades ya investigan si la explosión está relacionada con los cuatro incidentes previos, que hasta el momento han causado la muerte de dos personas y lesiones a una mujer de 75 años.
El paquete exclusivo estaba dirigido en apariencia a una dirección en la ciudad de Austin, de acuerdo con fuentes policiales dadas a conocer por medios locales.
Entre las agencias que participan en la averiguación se encuentra la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la administración de Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF).
Apenas el domingo, un artefacto detonado en el suroeste de Austin, Texas, lesionó a dos hombres jóvenes que circulaban en bicicletas y fue activado por un cable colocado camuflado para mezclarse con el entorno.
De la misma forma las autoridades están investigando si la cuarta explosión fue obra de la misma persona responsable de las otras tres explosiones que se han registrado en Austin desde el pasado dos de marzo.
Las primeras tres bombas se dejaron como paquetes en las puertas de tres casas. La primera explosión, el dos de marzo, mató a Anthony Stephan House, un afroamericano de 39 años. El segundo atentado registrado el 12 de marzo, mató a Draylen Mason, un adolescente también afroamericano de 17 años y dejo lesionada a su madre de 40 años.
La tercera explosión ocurrió también el 12 de marzo y lesionó gravemente a una mujer hispana de 75 años. El hecho de que las victimas hasta antes del último atentado fueran todas miembros de las minorías, motivó sospechas de que pudieran tratarse de un “crimen de odio”.