SANTIAGO. “Prefiero el pinchazo a que me intuben”, dijo Cecilia Valenzuela, una señora de 80 años, que como miles de adultos mayores a lo largo de Chile madrugaron ayer para esperar en canchas de futbol, pistas de patinaje o centros médicos su vacuna contra el Covid 19.
Chile, uno de los países de América Latina más afectados durante la primera ola de la pandemia, inició durante la jornada su plan de vacunación masiva -gratis y voluntario- a la población en general.
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Tras varios días con cerca de 4 mil casos diarios del coronavirus SARS-CoV-2, los nuevos contagios disminuyeron ayer, el mismo día en que comenzó el proceso con el que se pretende inocular a los 5 millones de personas que integran la población de riesgo hasta marzo.
“Diez (de las 16) regiones disminuyeron sus nuevos casos en los últimos siete días, mientras que siete lo hicieron en los últimos catorce días”, dijo el ministro de Salud, Enrique Paris, quien aseguró que en la última semana los nuevos casos han bajado un 8 por ciento.
En las últimas 24 horas se contabilizaron 2 mil 616 nuevos infectados y 17 muertos, lo que deja el balance total desde el pasado marzo en 736 mil 645 contagios y 18. mil 76 decesos.
Las regiones de Coquimbo, Arica, Maule y Atacama son las que presentan mayor aumento de casos, mientras que las sureñas Los Lagos, Magallanes y Los Ríos siguen teniendo las mayores tasas de incidencia por cada 100 mil habitantes.
Chile lleva desde diciembre sumido en una segunda ola, con cifras de casos diarios que se asemejan a las del primer gran pico de la pandemia de junio y julio.
El objetivo es vacunar a 15 de los 19 millones de habitantes de Chile durante el primer semestre del año.
En tanto, en Brasil, trabajadores sanitarios se desplazaron por el río Amazonas para empezar a vacunar a las comunidades ribereñas, llevando esperanza a una región duramente golpeada por el Covid-19 y que ahora se enfrenta a una oleada letal de una nueva variante del virus.
Ataviados con máscaras y batas protectoras, viajaron en una lancha abierta desde Manacapuru, un pueblo situado a dos horas de la selvática ciudad de Manaos, donde los hospitales se quedaron sin camas y sin oxígeno el mes pasado y los cementerios no pudieron cavar tumbas con la rapidez suficiente para hacer frente a la mayor tasa de mortalidad de Brasil.
“Me alegro de que hayan venido. Hemos perdido tantos ancianos y jóvenes”, dijo Maria Araujo, de 83 años, tras recibir una dosis de una vacuna británica fabricada por el Instituto Serum de la India.
Brasil se esfuerza por acceder a más vacunas para combatir el brote más mortífero del mundo fuera de Estados Unidos. Hasta ahora, ha vacunado a 2 millones de personas, en su mayoría trabajadores sanitarios y ancianos brasileños, con vacunas fabricadas por la empresa china Sinovac Biotech Ltd y de AstraZeneca Plc.
En Manaos, la capital del estado de Amazonas, donde viven 2.1 millones de personas, han muerto más de 5 mil 500, es decir, 261 por cada 100 mil la tasa más alta de Brasil, según el Ministerio de Salud.
Más de 600 mil fallecidos por Covid-19 han sido registrados oficialmente en América Latina y el Caribe desde el inicio de la pandemia. Brasil y México concentran la mitad de los fallecidos en la región.
El mecanismo de distribución de vacunas COVAX ha asignado al menos 330 millones de dosis de vacunas para los países más pobres. India, Nigeria, Pakistán, Indonesia, Brasil y Bangladesh son los principales países que recibirán vacunas del programa.