BANGKOK. Los responsables de Defensa de China y Estados Unidos mostraron la tensión que existe entre ambos países con un intercambio de recriminaciones en el foro de seguridad anual del Diálogo de Shangri-la, que concluyó en Singapur, en pleno recrudecimiento de su guerra comercial.
En días, Pekín pasó claramente a la contraofensiva, casi un año después de su enfrentamiento económico con EU, con amenazas de embargo a ciertos metales, "lista negra" de empresas extranjeras, alza de aranceles y retórica de guerra.
"Ningún país debería esperar jamás que China permita que se infrinjan su soberanía, seguridad e intereses. En cuanto a la fricción comercial reciente iniciada por Estados Unidos, si Estados Unidos quiere dialogar mantendremos la puerta abierta, si quieren combatir, combatiremos hasta el final", dijo el general Wei Fanghe, Ministro de Defensa chino.
"La guerra comercial no devolvió la grandeza a Estados Unidos", lanzó por su parte desde Pekín el viceministro chino de Información, Guo Weimin, parafraseando el lema de campaña de Trump, "Make America great again".
El mandatario estadounidense aumentó en julio de 2018 los aranceles a productos chinos, una medida a la que China respondió con sanciones a productos de Estados Unidos.
Desde entonces, los precios y costes de producción aumentaron en Estados Unidos, sus exportaciones hacia China bajaron y el crecimiento mundial está amenazado, resumió Guo al presentar a la prensa un Libro Blanco.
Este documento, de 21 páginas y que resume las posiciones chinas, se publicó un día después de la entrada en vigor de nuevos aranceles punitivos a productos estadounidenses por un valor de 60 mil millones de dólares importados cada año a China, en respuesta a las últimas sanciones estadounidenses, adoptadas a principios de mayo contra 200 mil millones de dólares de productos chinos.
Por su parte, el secretario de Defensa en funciones estadounidense, Patrick Shanahan, acusó a Pekín de "desestabilizar la región, al tratar de reordenar sus vibrantes y diversas comunidades en aras de su beneficio exclusivo", con una "caja de herramientas" que incluye "el despliegue de sistemas armamentísticos avanzados para militarizar zonas disputadas".
Shanahan conminó a China que mantenga "una relación de cooperación con la región" y advirtió de que "el comportamiento que socava la soberanía de otras naciones y siembra la desconfianza hacia las intenciones de China debe terminar".
Uno de los motivos del cruce de reproches entre los dos responsables de Defensa es la reclamación por parte del régimen de Pekín de varias islas del Mar de China- Meridional en detrimento de Filipinas, Malasia, Vietnam y Brunei.
China ha construido instalaciones militares en las Islas Spratly, disputadas por Manila, pese a que en 2016 la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya reconociera la soberanía filipina de las mismas, en un fallo que China se niega a reconocer.
El gobierno chino también dio a entender que podría bloquear sus exportaciones de tierras raras, unos metales que la industria norteamericana necesita para numerosos sectores punteros.
En lo que respecta a Huawei, el ministro chino de Defensa apuntó que no se trata de una empresa militar, a pesar de que su fundador, Ren Zhengfei, sea un exingeniero de las Fuerzas Armadas.
"Huawei no es una empresa militar. No piensen que porque el jefe de Huawei sirviera en el ejército la empresa que construyó es parte del ejército", dijo el general Wei Fenghe.