La policía de Hong Kong empleó cañones de agua este sábado para dispersar a un grupo de manifestantes que lanzaba cócteles Molotov contra el edificio de la Oficina de enlace, que alberga dependencias del Gobierno central chino.
Decenas de miles de hongkoneses se habían reunido para conmemorar el quinto aniversario del Movimiento de los Paraguas, campaña fallida en favor de la democracia, que sentó las bases para las protestas masivas que actualmente envuelven el centro financiero.
Hong Kong atraviesa desde principios de junio su peor crisis política desde su retrocesión a Pekín en 1997, con acciones y reuniones casi a diario.
El sábado por la noche, miles de personas se reunieron en el mismo lugar donde había comenzado el 28 de septiembre de 2014 el Movimiento de los Paraguas, ocupación pacífica del corazón de la megalópolis que duró 79 días.
Este movimiento comenzó cuando la policía utilizó gas lacrimógeno contra una pequeña reunión de estudiantes cerca del Consejo Legislativo ("LegCo"), el parlamento local. Los manifestantes se protegieron abriendo sus paraguas, objeto que se convirtió en el emblema de la contestación.
En aquel entonces, la multitud exigía un verdadero sufragio universal para la elección de sus dirigentes. Sin embargo, a pesar de la magnitud de esta movilización pacífica, Pekín no hizo ninguna concesión.
Cinco años después, la excolonia británica vive una vez más una grave crisis política.
Lucha a largo plazo
"Creo que la gente está preparada para una lucha a largo plazo, porque no es fácil arrancar la democracia al Partido Comunista Chino", aseguró Yuan, ingeniera de 29 años. En 2014 Yuan se mantuvo al margen de las acciones pero este año se sintió obligada a manifestar debido a la actitud de la policía local.
Las manifestaciones que se han producido desde principios de junio han degenerado en frecuentes enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los grupos radicalizados.
Apoyada por cañones de agua, la policía ha hecho un uso muy importante de gases lacrimógenos y balas de goma contra radicales que no dudan en arrojar a su vez ladrillos y cócteles molotov.
"El comportamiento de la policía fue uno de los catalizadores", afirma Yuan, haciendo referencia a las acusaciones generalizadas de brutalidad policial lanzadas por los manifestantes.
Fracaso del pacifismo
Esta movilización pretende también denunciar las injerencias cada vez más fuertes de Pekín en los asuntos de su región semiautónoma, violando, según los manifestantes, el famoso principio "Un país, dos sistemas" que había presidido la retrocesión.
"Si las reivindicaciones de los hongkoneses hubiesen sido satisfechas con acciones pacíficas, racionales y no violentas no habríamos necesitado utilizar métodos tan radicales", dijo un estudiante de 20 años se hacía llamar Chan.
El domingo se han previsto reuniones en la antigua colonia británica con motivo de un día mundial contra el totalitarismo.
Los manifestantes han planeado numerosas acciones hasta el martes, día en que la China popular celebrará el 70º aniversario de su fundación, con un gran desfile militar.