Chile, Barcelona, Ecuador, Argelia, Líbano, Hong Kong. Los conflictos sociales se multiplican desde hace unos meses en todo el mundo, y aunque los modos de acción difieren, comparten bases comunes, como la desigualdad económica y la contestación política.
POBREZA Y DESIGUALDAD
La chispa que enciende la ira popular puede parecer irrisoria, pero revela un malestar más profundo: la brecha cada vez más grande entre ricos y pobres. En 2018, 26 multimillonarios concentraban tanta riqueza como la mitad de la población mundial, según la ONG Oxfam.
"Esto está vinculado a la globalización, a las revoluciones tecnológicas y a los cambios en las sociedades que provoca. La desaparición de las clases medias es un fenómeno mundial", señala Thierry de Montbrial, presidente del Instituto Francés de Relaciones Internacionales
CONTESTACIÓN POLÍTICA
En este contexto, la corrupción de ciertas élites se vuelve insoportable para el pueblo, y lo peor de todo es que cada vez es una corrupción más descarada..
Estas demandas son aún más fuertes entre los jóvenes, muy a menudo en primera fila en las manifestaciones, como en Hong Kong, donde son ellos los que protagonizan desde hace cuatro meses las manifestaciones prodemocracia.
REDES SOCIALES
La mayoría de estos movimientos nacieron en las redes sociales de internet, que se han convertido en vectores cruciales de la movilización social.
Estas "acciones conectadas" son distintas de las formas tradicionales de movilización, por iniciativa de un partido, de un sindicato o de una asociación.
NUEVAS TÁCTICAS
Durante las manifestaciones prodemocracia en Hong Kong, los activistas desplegaron un abanico de ingeniosos métodos para impulsar su movimiento más allá de las barricadas.
Encontraron formas creativas de celebrar concentraciones prohibidas, fingiendo estar mirando escaparates, haciendo picnics o reuniéndose para encuentros religiosos o protestas esporádicas.
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