TOKIO. El presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, ordenó a varios altos cargos del Gobierno estudiar la posibilidad de presentar una demanda ante instancias internacionales para frenar la decisión de Japón de descargar al mar el agua tratada que se encuentra actualmente almacenada en la planta nuclear de Fukushima.
Japón anunció un día antes que vertería más de un millón de toneladas de agua procedente de la accidentada central nuclear una vez tratada, pese a la oposición de países vecinos y de pescadores locales.
➡️ Mantente informado en nuestro canal de Google Noticias
El plan provocó la oposición inmediata de sus vecinos Corea del Sur, China y Taiwán, con quien comparte territoriorio marítimo. Corea del Sur protestó enérgicamente contra la decisión, convocando al embajador de Tokio en Seúl, y llamando a una reunión de emergencia interinstitucional para elaborar su respuesta.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China advirtió que la decisión de Japón sentará un precedente para la eliminación de aguas residuales.
“El océano no es el basurero de Japón, el océano Pacífico no son las alcantarillas de Japón”, dijo Zhao Lijian, portavoz de la dependencia china.
“Japón no debería permitir que todo el mundo pague por la forma en que administra sus aguas residuales nucleares”, sentenció.
China también pidió al viceprimer ministro japonés, Taro Aso, que se beba el agua contaminada de la central de Fuskushima que el país nipón ha decidido verter al mar después de que éste dijese que era “segura para beber”.
Aso aseguró el martes en una rueda de prensa que había “escuchado” que el agua radiactiva tratada de Fukushima que se verterá al mar “no sería dañina si se bebe”.
“Un alto cargo japonés dijo que está bien si bebemos este agua, entonces por favor, adelante, bébala”, afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores de China en la conferencia de prensa diaria de la dependencia.
Zhao dijo que la “ignorancia” de Japón del medio ambiente ecológico es “totalmente injustificable” y afirmó que el equipo de expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica destacó que el vertido “afectará al medio marino y la salud de las personas” y que el agua residual “debe ser purificada para eliminar otros radionucleidos”.