LONDRES. El mundialmente famoso estudio Abbey Road de Londres reabrió tras cerrar sus puertas por las restricciones impuestas por el virus por primera vez en sus 90 años de historia.
Famoso por grabar a músicos como Edward Elgar, The Beatles, Pink Floyd, Buzzcocks y Lady Gaga, las consolas del estudio se prendieron para una sesión con distancia social de la aclamada cantante de jazz estadounidense Melody Gardot.
"Ni siquiera nos detuvimos para una Guerra Mundial, así que parece ser un verdadero momento para volver", comentó a la agencia Reuters Isabel Garvey, directora gerente de Abbey Road Studios.
Los trabajadores de la industria de la música han sido unos de los más afectados por las restricciones sanitarias del coronavirus, dispuestas en Gran Bretaña desde el 23 de marzo. Muchos han sido excluidos de los programas estatales de apoyo por la pandemia de Covid-19 debido a la naturaleza informal de su trabajo.
Garvey contó que cerca de la mitad del personal de Abbey Road no había podido trabajar lejos del edificio del estudio.
"Creo que la música ayudó a las personas a sobrellevar las últimas 10 u 11 semanas de confinamiento", afirmó.
"Así que hacer que los artistas vuelvan a grabar, a hacer música, posiblemente incluso relacionada con la experiencia que han tenido durante el confinamiento, se siente realmente bien. Lo necesitamos como humanos, creo", agregó la directiva.
La grabación de Gardot ofreció una muestra del futuro de la producción musical en un mundo después del virus.
La cantante se unió remotamente desde París y su productor Larry Klein desde Los Ángeles. Ambos aparecieron en pantallas grandes cuando la Royal Philharmonic Orchestra se reunió en Abbey Road por primera vez desde las restricciones.
"Estamos utilizando la mejor tecnología y músicos para hacer que todo funcione", mencionó Isabel Garvey. Gardot aseguró que era un honor ser la primera artista en grabar en Abbey Road desde su reapertura. "Se siente como si estuviéramos haciendo historia", agregó.
NUEVA ZELANDA
El director de Hollywood, James Cameron, y su equipo volaron a Wellington, la capital de Nueva Zelanda, para filmar la muy anticipada secuela de Avatar.
La película se encuentra entre un puñado de producciones que se filmarán en Nueva Zelanda, mientras el país comienza a reanudar las actividades tras contener al coronavirus y mira a su industria cinematográfica para impulsar su economía.
Las fronteras de Nueva Zelanda siguen cerradas a los extranjeros, pero el gobierno otorgó un permiso especial a las 55 personas del equipo de producción que trabaja en la secuela de Avatar para que viajen en un avión rentado.
"Ciertamente, el hecho de que podamos comenzar antes que otros países es grandioso, tanto como angustiante ver que la pandemia sigue siendo un desafío alrededor del mundo", dijo Annabelle Sheehan, directora ejecutiva de la Comisión de Cine de Nueva Zelanda.
Las montañas, prados y bosques de Nueva Zelanda, que se hicieron famosos en la trilogía de fantasía épica de El Señor de los Anillos, han atraído a varias grandes producciones en los últimos años.
Unas 47 producciones estaban en marcha cuando inició el confinamiento.
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