CARBIS BAY. Los líderes del G7 iniciaron en Inglaterra una cumbre presentada como una “enorme oportunidad” para poner en marcha la recuperación mundial tras la pandemia, empezando por la distribución de mil millones de dosis de vacunas contra el covid-19.
Sin embargo, el plan de donar mil millones de dosis vacunas a los países más pobres carece de ambición, es demasiado lento y muestra que los líderes occidentales aún no están preparados para abordar la peor crisis de salud pública en un siglo, dijeron activistas.
▶️ Mantente informado en nuestro canal de Google Noticias
Después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió intensificar la batalla contra el virus con una donación de 500 millones de inyecciones de Pfizer, Johnson dijo que Reino Unido entregaría al menos 100 millones de vacunas durante el próximo año. Pueden seguir otras promesas.
No obstante, los activistas en favor de la salud y en contra de la pobreza dijeron que, si bien las donaciones son un paso en la dirección correcta, los líderes occidentales demostraron falta de ambición y de comprensión sobre los esfuerzos necesarios para combatir el virus.
La secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, juzgó que mil millones de dosis “ni siquiera se acercarían a cubrir la población total de la India, por no hablar de toda la población mundial”.
“Ni siquiera se aproxima (a las necesidades) y tampoco aborda los problemas de raíz. No solo no es ambicioso, sino que huele a interés propio, especialmente si se consideran los datos que apuntan a que los países del G7 tendrán un excedente de tres mil millones de dosis para final de año”, dijo Callamard.
Para la ONG los anuncios esperados son solo “semimedidas irrisorias y gestos insuficientes” de los países más ricos, que evitan “afrontar sus obligaciones internacionales dispensando de patentes a las vacunas, test y tratamientos, y compartiendo tecnología vital”.
De igual forma, la Alianza Popular por las Vacunas instó a los dirigentes del G7 a refrendar la propuesta de Biden y el francés Emmanuel Macron de liberar temporalmente las patentes para generalizar su producción.
La reunión, que comenzó ayer y concluirá mañana, está dedicada principalmente a la distribución de las vacunas contra el coronavirus y en diseñar una estrategia que permita una recuperación “uniforme” y evite los fallos cometidos tras la recesión de 2008.
Los líderes del G7 esperan consensuar un plan para acelerar la respuesta a futuras pandemias y reducir a menos de cien días los plazos para desarrollar tratamientos, test diagnósticos y vacunas cuando se detecta una nueva enfermedad.
Los mandatarios del grupo de democracias desarrolladas, reunidos hasta el domingo reflejarán esa estrategia en un documento bautizado como “Declaración de Carbis Bay”, en referencia a la localidad costera que acoge el G7, según avanzó el Gobierno británico.
▶️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
LOS OTROS TEMAS
La lucha contra el cambio climático será la otra prioridad de la cumbre.
Johnson ambiciona llevar a cabo una “revolución industrial verde” para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
Para preservar la biodiversidad, quiere que el G7 se comprometa a proteger “al menos el 30 por ciento” de la tierra y los océanos para esa fecha.
Las siete grandes economías también deberían promover la inversión en infraestructuras limpias en los países en desarrollo para estimular y descarbonizar sus economías.
Otro tema candente en la agenda es el de los retos que plantean Pekín y Moscú, con cuyo presidente, Vladimir Putin, se reunirá Biden el miércoles en Ginebra. “La línea europea es clara: China es un rival sistémico, un socio en cuestiones globales y un competidor”, dijo una fuente.
Los ciberataques de las últimas semanas en Estados Unidos lanzados desde Rusia han puesto en jaque a instituciones y sectores económicos vitales, lo que ha motivado al Pentágono a calificarlos de “actos de guerra” y al presidente estadounidense, Joe Biden, a traer este asunto a la cumbre del G7.
Otro punto de fricción: la complicada aplicación del Brexit en la región británica de Irlanda del Norte.
Biden, de origen irlandés, se abstuvo de criticar públicamente a Johnson en su primer encuentro cara a cara el jueves, pero los responsables europeos pretenden exigirle que cumpla con lo acordado, ya que Londres no aplica los controles aduaneros posbrexit para evitar tensiones con los unionistas norirlandeses.
Finalmente, el Grupo de los Siete respaldarán la propuesta del presidente estadounidense para imponer un impuesto global de al menos el 15 por ciento a las corporaciones, dijo en Twitter el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.