Para muchas personas el sentir un golpe es la única forma de agresión hacia alguien más; sin embargo, existe otra que con puras palabras, poco a poco va terminando con el autoestima, seguridad, la vida de quien es agredido verbalmente.
No importa género, edad, condición económica, es una situación que se vive día a día, pero sí es de resaltar que en muchos de los casos, una mujer es víctima de violencia machista.
Un ejemplo es el de la diputada laborista, Rosie Duffield, quien el pasado 2 de octubre, rompió el silencio frente al Parlamento británico y se dispuso a contar sobre el abuso verbal al que fue sometida por su expareja en 2017, así lo relató Verne en El País.
La funcionaria se encontraba en un debate de una ley sobre violencia de género, cuando tomó la palabra y destacó que “el abuso no son solo las marcas físicas, a veces no hay heridas. Muy a menudo, el abuso es una cuestión de control y poder [...] Te apenas por tus sueños destruidos”.
Este relato de diez minutos fue difundido por redes sociales dando la vuelta al mundo, pues realmente conmueve la situación por la que tuvo que pasar la diputada.
Rossie contó que al principio, su novio no parecía ser agresivo, ni mucho menos posesivo; sin embargo, conforme fue pasando el tiempo, su máscara se cayó, “cuando te piden una cita no muestran su rabia. No amenazan, critican, controlan, gritan, ni ejercen la fuerza física de formas cada vez más temibles. Tampoco mientras piensan que eres dulce, divertida y maravillosa. Ocurre después que se cierre la puerta de casa. Sólo entonces empiezas a darte cuenta de la sensación que da el poder y el control sobre ti. Entonces aprendes que las frases: siempre cuidaré de ti, nunca te dejaré marchar y siempre serás mía”, las cuales, destaca, pueden sonar amenazantes y usarse como advertencias una y otra vez.
Todo parecía ir bien hasta que “el anillo estaba en mi dedo”, fue ahí el momento en el que su novio cambió, o más bien, dejo ver lo que realmente era.
"La máscara empieza a caerse y las promesas cada vez suenan más como amenazas. Descubres que de camino a casa se niega a dirigirte una sola palabra. En algún momento, encontrará una manera de hacerte saber qué pecado has cometido: tu vestido era muy corto, el top que llevabas tenía demasiado escote o no respondiste a un mensaje inmediatamente”.
Duffield resalta que cuando todo estaba hecho trizas, él llegaba y con una buena sonrisa, y una agradable sorpresa, de pronto todo se tornaba lindo, pues “todo parece que va bien de nuevo, en un fin de semana largo en el que te organiza una sorpresa. El viaje está lleno de promesas y más promesas. Un tiempo fuera, juntos sin nadie más en un lugar alejado del estrés. Y entonces empieza. Su cara empieza a cambiar de una forma que ya conoces y temes. No quiere que salgas de la habitación. Ha pagado mucho dinero y quiere que le dediques toda tu atención. Espera que hagas lo que te dice. Sabes con seguridad lo que eso significa, así que haces exactamente lo que te dice”.
Sin embargo, ese momento dura nada, la situación empeora y cada vez se tornaba más agresivo, relata la diputada. Pero ahora viene lo peor y te apuñala sin darte cuenta, pues, contó Rossie, que “trabajas en un empleo que te encanta, al que acudes con un gesto valiente, fingiendo que todo está bien y es maravilloso. Entonces la mentira empieza a caer del todo, mientras te grita en el coche con las ventanas bajadas. Sin intención de esconder su comportamiento durante actos políticos en tu circunscripción. La humillación y la vergüenza ahora se añaden al permanente miedo y al constante dolor".
Duffield recuerda cómo es que después de seis meses decide acabar con todo, y cambiar su vida de forma benéfica.
"Tardas seis meses, pero un día te das cuenta de que estás sonriendo. Que puedes reír. Y que hace una semana o dos que has dejado de llorar todos los días. Te das cuenta de que tienes permiso para ser feliz".
Para concluir su relato, la diputada anima a más mujeres a que, en caso de estar en una situación similar, no deben normalizarlo, por mucho amor que se le tenga a la otra persona, las invita a pedir ayuda, pues destaca, que no están solas…
Te atreves a relajarte y te atreves a sentirte libre. Te das cuenta de que no es tu culpa. Te das cuenta de que ahora él se ha quedado solo con su rabia y su narcisismo. Te atreves a quedar con alguien. Lo más brillante y precioso de todo es darte cuenta de que te quieren, te creen. Si hay alguien viendo esto y necesita una amiga, por favor, pide ayuda. Habla con cualquiera de nosotros, porque estamos aquí y te cogeremos de la mano".
Entre aplausos y muestras de apoyo, la diputada concluye su discurso, mismo que tras ser difundido ha causado gran revuelo, Rossie a través de sus redes sociales expresó, “gracias a todos los que han sido tan amables. Significa muchísimo".