El presidente estadounidense, que busca un segundo mandato, presumió que "a las mujeres realmente les gusta Trump".
Pero las encuestas muestran ahora que, contrario a lo ocurrido en la elección pasada, el candidato demócrata, Joe Biden, tiene una clara ventaja de más de 10 puntos entre este electorado.
El mandatario republicano ruega porque vuelvan a votar por él, sobre todo las mujeres de las áreas residenciales suburbanas que parecen haberle dado la espalda en su nueva carrera por la Casa Blanca.
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El 40 por ciento de la mujeres, en su mayoría blancas que viven fuera de las ciudades, respaldó a Trump en 2016, pero ese apoyo se debilitó durante su gobierno, por diversas situaciones como el movimiento #MeToo, la gestión frente al coronavirus y su manejo de la economía.
Esta tendencia comenzó a observarse en las elecciones legislativas de 2018,cuando los republicanos perdieron la Cámara de Representantes debido, en parte, al derrumbe del apoyo de las mujeres blancas que viven en las áreas residenciales suburbanas. En 2016, Trump ganó la elección en estas zonas, con 47 por ciento contra 45 por ciento de Clinton.
La intención de voto para Biden en esta elección supera la de Trump por 10 puntos en las áreas residenciales suburbanas. Y según un análisis del sitio especializado FiveThirtyEight, son las mujeres las que impulsan este viraje.
Dos factores primordiales juegan en contra del presidente: su incendiario comportamiento desde que asumió el poder y, sobre todo, que la mayor parte de estas votantes no aborrecen a Joe Biden, a diferencia de lo que ocurría con Clinton en los anteriores comicios.
Hay que tener en cuenta además que las mujeres estadounidenses se han visto afectadas por el impacto de la pandemia. Muchas de ellas han tenido que quedarse en casa cuidando a los niños al mismo tiempo que trabajaban desde sus hogares. Dada su situación, tienen menos recursos que las mujeres con educación superior para lidiar con estos problemas.
La vida de las mujeres, como la de las periferias de las grandes ciudades en Estados Unidos, ha cambiado drásticamente en las últimas décadas.
Por lo general, a lo largo y ancho del país se repite el mismo patrón: las mujeres, especialmente aquellas con estudios universitarios, se identifican mayoritariamente con el Partido Demócrata, mientras que los hombres se consideran republicanos en mayor proporción, según datos del Centro de Investigación Pew.
En 2016, las madres que se quedaban en casa representaban solo 27 por ciento de las mujeres estadounidenses, en comparación con 49 por ciento medio siglo antes, según un estudio de ese centro.
Y muchas mujeres trabajadoras se encuentran entre las víctimas de la crisis de Covid-19, o bien porque perdieron sus empleos o porque tuvieron que dejar de trabajar para cuidar a sus hijos.
Para seguir cuatro años más en la Casa Blanca, Trump necesita mantener el respaldo de los votantes del extrarradio de las ciudades que se decantaron por él en 2016 y que ahora están indecisos o se decidieron por Biden.
Los comicios pasados acentuaron la división entre el mundo rural, mayoritariamente republicano, y el urbano, demócrata; de manera que los suburbios, una realidad intermedia, se han convertido en el principal campo de batalla.
Un cambio de opinión en este sector podría definir al próximo inquilino de la Casa Blanca, especialmente en estados clave como Michigan, Wisconsin y Pensilvania, donde Trump ganó en 2016 por un estrecho margen.
En algunos casos, la distancia aún está dentro del margen de error, por lo que los sondeos no pronostican un resultado defnitivo para el 3 de noviembre.
Para conquistar a las mujeres blancas de los suburbios Biden ha formulado un mensaje simple: él no es Trump y representa la serenidad, no el caos.
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