Para tratar de poner punto final al mayor escándalo de la industria alimentaria de los últimos años en Francia, el gigante Lactalis —primer productor mundial de lácteos—, aceptó retirar del mercado 12 millones de lotes de leche infantil contaminada con salmonella e indemnizar a las familias de los bebés que debieron ser hospitalizados.
En la primera entrevista a la prensa concedida en sus 47 años de vida, el director general de ese imperio, Emmanuel Besnier, reconoció que su empresa demoró en reaccionar, lo que provocó una inusual propagación de la epidemia, que se extendió a 83 países y provocó numerosos casos graves. Hasta ahora, 35 bebés menores de seis meses debieron recibir atención médica en Francia, uno en España y otro en Grecia. Pero los especialistas creen que pudo haber otros numerosos episodios que no fueron correctamente diagnosticados como gastroenteritis.
Besnier, heredero del imperio fundado por su abuelo en 1933, salió por primera vez a la pública el viernes cuando fue convocado por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, para dar explicaciones sobre ese escándalo que mantiene en suspenso a la sociedad francesa desde hace casi dos meses. El episodio había alcanzado tales proporciones que amenazaba con colocar en dificultades al gobierno.
Hasta ese momento prácticamente no existía ninguna foto de Besnier, considerado como el empresario más enigmático de Francia. Tampoco hay demasiadas informaciones sobre el funcionamiento de ese coloso que es el segundo grupo alimentario de Francia detrás de Danone. La compañía no divulga sus balances anuales, lo que la obliga a pagar una multa importante todos los años.
Fabricante de quesos, leche, yogures y postres, manteca y crema, así como varias categorías de alimentos infantil, el grupo factura 17.300 millones de euros anuales y tiene 75 mil empleados que trabajan en 246 fábricas en 43 países, entre ellos México.
Tanto el escándalo de la salmonela como el secreto enfermizo que rodea al grupo y el enigmático comportamiento del responsable de la empresa, pueden asestar un severo golpe al prestigio comercial de un grupo. Debido al problema que surgió en una planta de fabricación ubicada en Craon, al oeste de Francia, surgieron fuertes sospechas de que ese gigante menospreciaba la higiene y las medidas sanitarias de seguridad en el proceso de fabricación.