PARÍS. La abogada liberal Zuzana Caputova, activa militante anticorrupción y de firmes convicciones ecológicas, se convertirá en la primera mujer que accede a la jefatura de Eslovaquia después de haber derrotado al candidato populista Maros Sefcovic por 58.38% contra 41.62% de los votos en la segunda vuelta de la elección presidencial.
Desde un punto de vista geopolítico, su victoria asestará un duro golpe al grupo de Visegrado, coalición populista de derecha de Europa Central que reunía hasta ahora a Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia. Ese bloque, más o menos liderado por el primer ministro húngaro Viktor Orban, se ha convertido en un polo antiliberal en el seno de la Unión Europea que bloqueaba numerosas iniciativas, en particular las medidas sobre la inmigración.
La llegada de Caputova al poder puede dar un giro a la orientación de esta pequeña democracia postcomunista, que desde 2004 es miembro de la UE y de la OTAN. Divorciada y madre de dos hijos, Caputova forjó su victoria gracias a un verdadero “frente de repudio” contra la candidatura de Sefcovic, comisario europeo, que contaba con el apoyo del ex primer ministro Robert Fico y de su sucesor en el cargo, Robert Pellegrini, acusados de mantener estrechas relaciones con la mafia.
El partido en el poder desde 2006, SMER, formación de izquierda populista que se presenta como socialdemócrata, había suscitado en los últimos años un enorme sentimiento de desconfianza en la opinión pública. Una gran mayoría de la población considera que las estructuras del poder se han podrido como resultado de la influencia que tienen los grupos de interés y las mafias.
Esa situación alarmante se confirmó el año pasado con el asesinato del periodista Jan Kuciak y de su novia, acribillados a tiros en su casa. Para la sociedad eslovaca no existen dudas de que el asesinato de Kuciak está vinculado a la investigación que realizaba sobre los vínculos entre la mafia italiana y miembros del gobierno.