PARÍS. El ataque iraní con misiles contra bases militares iraquíes en las que hay soldados estadounidenses fue una respuesta calibrada con cuidado y que podría calmar los ánimos y alejar la amenaza de escalada entre Teherán y Washington, coinciden expertos.
Según varios analistas, el gobierno iraní se apresuró a responder para contentar a su opinión pública. Eso sí, lo hizo mesurando su respuesta para evitar desencadenar una confrontación a gran escala con su archienemigo.
“Con estos ataques, Teherán mostró su capacidad y su determinación para responder a los ataques de EU, salvando la cara, pero poniendo cuidado al elegir sus objetivos para evitar causar víctimas y provocar, así, una reacción de Trump”, apuntó Annalisa Perteghella, especialista en Irán en el instituto de análisis geopolítico italiano Ispi. “Ahora, la pelota está ahora en el campo estadounidense”.
Varios analistas sostienen que cabe esperar que Teherán continúe con sus actividades de desestabilización en la región a través de sus grupos armados.
“La respuesta iraní son fuegos artificiales, hace creer que se trata de una respuesta, porque ellos no tienen interés en echar más leña al fuego. Lo que hay que esperar ahora es la puñalada trapera, que vendrá más tarde”, afirmó Thomas Flichy de La Neuville, investigador asociado en la universidad de Oxford.
“Nadie desea una confrontación a gran escala, ni Trump, por razones electorales, ni tampoco de lado iraní, pues Teherán no tiene los medios, ni económicos ni militares. Pero este tipo de situación puede desbordarse. Los riesgos son altos”, advirtió Marc Finaud, exdiplomático francés y experto del centro de reflexión Geneva Center for Security Policy.
Con los bombardeos, “los iraníes limpian su nombre, lo que es un factor muy importante, debido al valor de Suleimani. La cuestión es saber si eso les bastará al gobierno iraní”, apuntó John Raine, experto en geopolítica en el centro de reflexión británico International Institute for Strategic Studies (IISS).