El fin de Buteflika, un putsch militar

Una operación se puso en marcha desde la semana pasada que ejerció presión

Carlos Siula | Corresponsal

  · jueves 4 de abril de 2019

Un grupo de manifestantes muestras imagenes de personas desaparecidas durante las manifestaciones antigubernamentales / Foto: AFP

PARÍS. El triste final de reino del presidente Abdelaziz Buteflika fue un auténtico putsch perpetrado por la cúpula del Ejército, que amenazó con destituirlo del poder si no presentaba la renuncia, según fuentes de alto nivel consultadas telefónicamente por “El Sol de México”.

El jefe de Estado, de 82 años, que dirigía el país desde 1999, estaba semiparalizado y era incapaz de hablar desde el ataque cerebral vascular que sufrió en 2013. A pesar de sus dificultades para escribir, el martes pasado, fue oficializado mediante una carta firmada que fue divulgada pocos minutos después de la publicación de un documento del jefe del Estado Mayor, general Ahmed Gaid Salah. El hombre fuerte del ejército apelaba a aplicar el artículo 102 de la Constitución para lanzar el proceso de impeachment a fin de declarar a Buteflika inepto a ejercer el poder.

Ese escenario fue anticipado por “El Sol de México”, cuando anunció que el desenlace de la crisis debía precipitarse “en las próximas horas con la renuncia del presidente Abdelaziz Buteflika o el lanzamiento del proceso de impeachment”.

La revolución palaciega se puso en marcha la semana pasada con la sugerencia de Salah, reiterada tres veces, de promover un recambio en la cúspide del poder, que obtuvo las adhesiones -oportunistas- del partido Reunificación Nacional Democrático, aliado del FLN, que dirige el impopular exprimer ministro Ahmed Ouyahia, y de la poderosa central sindical Unión General de Trabajadores Argelinos. Esos desertores estaban considerados, hasta ese momento, como pilares del llamado “partido de la fidelidad”.

El proceso se aceleró el domingo con la detención de varios influyentes empresarios estrechamente vinculados al clan de la familia Buteflika, conocidos como los “oligarcas”.

El general Salah -que había sido de los principales integrantes de la nomenklatura de poder formada en torno del presidente- sacralizó ese virtual golpe de Estado al sostener que el ejército se había visto obligado a actuar en vista del “empecinamiento, los ardides y la perfidia de ciertos individuos” [los hermanos Said y Nacif Buteflika), cuyo interés consistía “en preservar sus intereses personales”.