PARÍS, Francia. Unos 10 mil pañuelos rojos, partidarios de Emmanuel Macron, desfilaron ayer en París contra la violencia del movimiento de los chalecos amarillos, por un retorno a la calma política y en defensa de las instituciones.
Esa protesta se desarrolló en momentos en que se advierte un endurecimiento de la estrategia de los “chalecos amarillos”, provocada por un sector ultra que proclamó el “estado de emergencia del pueblo” y apeló a “una sublevación sin precedentes”.
Detrás de una pancarta que proclamaba “Detengan la violencia”, los pañuelos rojos marcharon bajo una lluvia pertinaz desde la Plaza de la Nación hasta la Bastilla, enarbolando banderas francesas y europeas, y coreando la consigna “¡Sí a la democracia, no a la revolución!”
En la demostración participaron militantes, 15 diputados y seis senadores del partido macronista La República en Marcha, pero sin exhibir insignias o consignas de adhesión al gobierno. Oficialmente, sin embargo, el gobierno hizo todo lo posible para desmarcarse, temiendo que pudiera afectar el “gran diálogo nacional” lanzado por Macron con un éxito considerable.
Esa “marcha por las libertades republicanas” fue promovida a través de Facebook y otras redes sociales por grupos de “ciudadanos apolíticos” que se proclaman “hartos” de la intolerancia de chalecos amarillos y de los disturbios de las 11 protestas realizadas hasta el momento.
Los principales promotores de esa movilización “pacífica y partidaria del diálogo” son el colectivo "Stop, maintenant, ça suffit !" (¡Alto! ¡Ahora basta!), creado por el ingeniero Laurent Soulié en Toulouse, así como Théo Poulard, vicepresidente del movimiento “pañuelos rojos”.
Esta iniciativa se inspiró al parecer en la marcha organizada el 30 de mayo de 1968 por el núcleo duro de partidarios del general Charles de Gaulle, respondiendo a un llamamiento radial lanzado por el presidente desde el Palacio del Elíseo. El objetivo era mitigar el impacto que habían tenido la rebelión juvenil de ese mes de mayo, los disturbios en el Barrio Latino y las manifestaciones conjuntas de obreros y estudiantes.
Pese a que los organizadores de la protesta de los pañuelos rojos habían prohibido corear consignas de carácter partidarios o agresiva, durante la marcha se escucharon gritos de “El fascismo no pasará” y “Melenchon démission (Melenchon dimisión)” en relación al líder del movimiento populista de izquierda Francia Insumisa.
Manifestantes declararon que comparten algunas de las reivindicaciones de los chalecos amarillos, pero impugnan la violencia “contra las instituciones” y el rechazo sistemático del diálogo.
La marcha fue menor a la planeada, pues esperaban más de 20 mil personas.