CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco afirmó que está “al lado de toda la población de Venezuela que está sufriendo” y que su deber en esta crisis es comportarse “como un pastor”. Así evitó pronunciarse, como lo han hecho muchos gobiernos, sobre el reconocimiento de Juan Guaidó y el pedido de nuevas elecciones libres.
“Si me pongo a decir ‘háganle caso a estos países o a estos otros’, cometería una imprudencia pastoral y haría daño”, dijo el pontífice argentino, el cual pidió genéricamente “una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humano”.
“Tengo miedo de asistir a un derramamiento de sangre”, añadió.
Y a quien habla del “equilibrio” papal mostrado en esta crisis, Francisco respondió: “no me gusta la palabra equilibrado, tengo que ser sólo un pastor”. Así se refirió indirectamente a quien lo ha criticado por la que consideran una posición “blanda” acerca de problema venezolano y en particular del régimen de Nicolas Maduro.
"Yo sufro por lo que está pasando en Venezuela en este momento y por eso deseo que se pongan de acuerdo, no sé, tampoco ponerse de acuerdo (es el término) está bien", afirmó.
El deseo de Bergoglio es que en Venezuela el gobierno y la oposición alcancen un acuerdo. Y “si necesitan ayuda de común acuerdo, entonces que la pidan”, dijo, al destacar la disponibilidad del Vaticano para una eventual mediación. El Estado pontificio ya realizó años atrás una iniciativa de este tipo, sin ningún éxito.