CIUDAD DEL VATICANO. El Vaticano salió al paso en defensa del papa Francisco, acusado de haber ignorado desde 2003 las denuncias sobre las molestias sexuales del exarzobispo de Washington, cardenal Theodore McCarrick, expulsado del Colegio cardenalicio hasta el pasado mes de julio. Una defensa, fuerte y clara, confiada a una influyente personalidad eclesiástica, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los obispos, el cual respondió con dureza y y de manera decidida al acusador, Carlo Maria Viganó, exnuncio en la capital estadounidense, quien pidio la renuncia de Francisco.
Evidentemente, el pontífice argentino y sus principales colaboradores, prefirieron que fuera el cardenal Marc Ouellet, quien respondiera directamente al monseñor Viganó. Y asi lo hizo, a través de una larga carta con la que defendio al pontifice argentino a 360 grados.
Tras juzgar “incomprensible y reprobable” el ataque de Viganó, considerándolo “fruto del diablo”, Ouellet, con tono severo, le dijo que en 2013, “dificilmente McCarrick podía interesar tanto al Papa, al punto que tú quisieras hacer creer, puesto que era un arzobispo emérito de 82 años, y sin encargos desde hacia siete años”. El cardenal candiense confirmó que McCarrick había sido exhortado por Benedicto a no viajar y a no aparecer en público para no provocar ulteriores murmurios en su contra, “pero es falso, aclaró, presentar las medidas adoptadas en su contra como sanciones decretadas por el papa Benedicto XVI y anuladas por el papa Francisco”.