CIUDAD DEL VATICANO. Una auténtica “revolución” en el mundo de la comunicación del Vaticano, con consecuencias imprevisibles en la información del Estado pontificio. La inesperada y repentina renuncia del Director de la Sala de prensa de la Santa Sede, el estadounidense Greg Burke y de su vice, la española Paloma García Ovejero, abre nuevos e inciertos escenarios en la máquina comunicativa del actual pontificado y revela la inestabilidad en la gestión del sector.
Oficialmente, se trata de una normal restructuración, si bien el modo y los tiempos del anuncio de la renuncia de los dos voceros puede considerarse “clamorosa” y refleja un malhumor (por la pérdida de autonomía de la sala de prensa y de su estrecha relación con la Secretaría de Estado y con el Papa) con el nombramiento, también inesperado, del “vaticanista” italiano, Andrea Tornielli, en el timón del recién nacido dicasterio de la Comunicación, quien tendrá el encargo de coordinar y unificar la información.
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Una tarea difícil, considerando que tendrá que dictar la “línea editorial” a los diversos órganos informativos del Estado papal: el Ctv (centro televisvo vaticano), la radio, la sala de prensa, la oficina de información de la Secretaria de Estado, la nueva Secretaria de la Comunicación y el Osservatore Romano, cuyo director Gian Maria Vian, fue despedido recientemente después de 11 años al frente.
Se trata de una misión sumamente compleja, también porque Torniellitendrá que lidiar con posiciones diversas, varios "comandantes" y por lo tanto opiniones diferentes, lo que refleja al mismo tiempo la evidente dificultad (por no decir incapacidad) del actual pontificado, de uniformar la información. E inevitablemente esto repercute negativamente en su imagen, teniendo en cuenta los escándalos y los ataques, internos y externos, a los que ha sido sometido.
Los voceros decidieron presentar su renuncia (aceptada inmediatamente por Francisco) el primero de enero, el mismo día en el que tomaba posesión de su cargo Andrea Tornielli. La coincidencia es significativa. Ambos abandonan después de dos años. Cabe señalar también que los dos dimisionarios serían el blanco de críticas, en síntesis por no haber sabido evitar o impedir la serie de noticias negativas registradas en los últimos tiempos sobre el pontificado.