Gana el PSOE y se afianza la ultraderecha

Los socialistas buscan alianza de izquierdas para seguir gobernando; el Partido Popular se hunde en unos comicios con participación récord

Carlos Siula / Corresponsal

  · domingo 28 de abril de 2019

Foto Reuters

PARÍS. El Partido Socialista que lidera el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, logró una decisiva victoria en las elecciones legislativas españolas, pero necesitará formar una alianza con Podemos y los partidos separatistas de Cataluña (ERC) y del País Vasco (PNV) para poder gobernar. La gran sorpresa de esta consulta, que tuvo una participación de 75.6% (+9% que en 2016), fue el estrepitoso derrumbe del Partido Popular (PP), que perdió casi la mitad de su caudal y de representación parlamentaria. Por su parte, la flamante formación de extrema derecha Vox logró 24 diputados en su primera elección a nivel nacional y se consagró como quinta fuerza política de España.

La formación de Santiago Abascal incluso se ubicó en tercer lugar en Andalucía detrás del PP y Ciudadanos, pero delante de Podemos.

Con 123 escaños, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) deberá formar una coalición para poder gobernar durante los próximos cuatro años, pero podrá elegir a sus socios para alcanzar la mayoría de 176 curules que necesita para controlar el Parlamento. Entre sus posibles aliados, la izquierda populista de Podemos totalizó 42 diputados, ERC 15 y el PNV 6. La futura alquimia política no elimina otras posibles combinaciones -más improbables– que le permitirían prescindir de los separatistas catalanes o del partido centrista Ciudadanos de Albert Rivera.

La conmoción de esta consulta fue protagonizada por el Partido Popular (PP), de Pablo Casado, que perdió más de la mitad de sus diputados al pasar de 137 a 66 escaños en la próxima legislatura. Ese partido conservador fue víctima del costo social que tuvo la política de austeridad aplicada por el gobierno de Mariano Rajoy para sacar al país de la crisis de 2008, y el impacto provocado por los escándalos de corrupción en todos los niveles del gobierno.

Gran parte de los votos perdidos por el PP nutrieron el caudal que cosechó el partido de ultraderecha Vox, que en su primera elección nacional obtuvo 10.3% de votos, logró 24 diputados y se consagró como quinta fuerza política de España.

Ciudadanos de Albert Rivera, principal aliado del PP en el bloque conservador, fue el otro vencedor, pues aumentó su caudal en un millón de votos y prácticamente duplicó su representación parlamentaria, que pasó de 32 a 58 diputados.

Fuente: Agencias

La eventual alianza de esos tres movimientos no alcanza, sin embargo, para la mayoría en las Cortes. Pero Ciudadanos al parecer no tendría mayores objeciones en alejarse del PP para convertirse en factor clave de una coalición de centro-izquierda dirigida por el PSOE. Durante la última semana de campaña, Albert Rivera había atacado con municiones de grueso calibre al líder del PP, Pablo Casado.

Otro partido que salió debilitado de las urnas es Podemos, que también perdió casi la mitad de sus fuerzas. En porcentaje de votos, su caudal cayó del 21.1% a 12.5% y su representación en el Congreso de Diputados se redujo de 71 a 35 diputados.

La formación populista de izquierda, que surgió en 2014 como la esperanza de renovación de la política española, pagó el precio de las luchas internas, su acentuado giro a la izquierda, el nepotismo y el “liderazgo totalitario” del líder Pablo Iglesias y su compañera, Irene Montero. También resultó afectado por el “escándalo” que estalló cuando ambos pagaron 600 mil euros por una enorme vivienda con piscina cerca de Madrid, poco compatible con la imagen de un dirigente que lucha por una mayor justicia social.

Sobre la base de los resultados conocidos anoche, escrutados más del 99% de los votos, el mapa de España quedó mayoritariamente pintado de rojo, con excepción de las provincias de Salamanca y Ávila en Extremadura, así como Lugo y Orense en Galicia, donde el PP conservó la mayoría. En Cataluña, el PSOE arrancó una valiosa victoria en la provincia de Barcelona. Los partidos regionales o separatistas conservaron su predominio en el País Vasco.

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