No hay plazo que no se cumpla y el próximo martes poco más de 190 millones de ciudadanos estadounidenses deberán acudir a las urnas para emitir su voto. Ello porque 52 millones ya han manifestado su preferencia a través del voto adelantado, el mayor número en los 241 años de vida constitucional de aquel país.
No obstante, los estadounidenses no podrán irse a dormir aquel 3 de noviembre con la plena certeza de contar con un candidato presidencial triunfador, pues si bien sabrán quién aparentemente obtuvo o rebasó los 270 votos electorales necesarios, todavía tomará tiempo formalizar la elección.
El proceso electoral en Estados Unidos consta básicamente de cuatro etapas, de las cuales dos ya se han agotado (celebración de primarias en cada uno de los partidos políticos nacionales y elección de abanderados presidenciales), siendo la tercera la jornada electoral del 3 de noviembre en la que se elegirá no una fórmula ganadora presidente-vicepresidente, sino electores, es decir, personas a las que la ciudadanía encomienda representarla ante el Colegio Electoral que se reunirá el 14 de diciembre para, entonces sí, votar directamente por la dupla ganadora.
El Colegio Electoral (que es la cuarta etapa) no se encuentra contemplado en la Constitución estadounidense, siendo el cuerpo de compromisarios electos encargados únicamente de elegir al presidente y vicepresidente y una vez cumplida esta función, y sin recibir sueldo alguno, desaparece.
Se trata de un método electoral que no se repite en ningún otro país debido a lo crítico que puede representar para todo sistema electoral abrir un período de 40 días de incertidumbre entre la elección de electores y la instalación del Colegio Electoral.
Ello porque si bien la ciudadanía vota por electores que son militantes de alguno de los partidos políticos en disputa y por lo tanto se confía voten en consecuencia por la candidatura respectiva, no están obligados legalmente a hacerlo y existe un antecedente de electores que en ese lapso han cambiado de opinión y votado en otro sentido. A esos electores se les llama tránsfugas (faithless electors).
Se trata de lo sucedido en 1836 cuando 23 electores de Virginia no votaron en favor de Richard Mentor Johnson, siendo candidato a vicepresidente en la dupla con Martin van Buren, por lo que no obtuvo la mayoría suficiente para ser electo como vicepresidente.
En un sistema jurídico donde el precedente constituye la primera fuente del derecho, como lo es el Common law, resulta fundamental que los partidos políticos garanticen la lealtad de sus electores, a fin de que manifiesten nítidamente el sentido del voto para el cual fueron electos.
Una vez que el Colegio Electoral se reúna el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre en la capital de cada uno de los 50 Estados de la Unión y del Distrito de Columbia para registrar su boleta de voto presidencial, será hasta el 6 de enero cuando las boletas sean oficialmente contabilizadas por las dos cámaras reunidas en Congreso General y sean declarados presidente y vicepresidente electos, siendo el 20 de enero de 2021, al medio día, cuando juren su encargo en las escalinatas del Capitolio.
El proceso electoral estadounidense está lejos de concluir el martes 3 de noviembre y requerirá la mayor atención y cuidado posibles en su estricta culminación en favor del respeto a la voluntad popular.