Argentina da este jueves el paso final para que empiece a regir la ley de aborto luego de que la norma fue aprobada el 30 de diciembre en un histórico debate en el Congreso.
El presidente argentino Alberto Fernández promulgó este jueves la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
La ley permite acceder a un aborto hasta la semana 14 de gestación a sólo requerimiento y dentro de un plazo máximo de 10 días de expresada esa voluntad.
El país sudamericano se convierte en el más grande de América Latina en el cual el aborto es legal, después de Cuba, Uruguay y Guyana. En México está permitido en el estado de Oaxaca y en Ciudad de México.
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Con esta ley Argentina retoma la vanguardia de conquistas sociales en América Latina. En 2010 aprobó el matrimonio igualitario y en 2012 una ley de identidad de género.
La norma representa "la comprensión por parte del Estado de lo que significa la autonomía reproductiva en la vida de las mujeres", dijo a la AFP María Teresa Bosio, presidenta de Católicas por el Derecho a Decidir.
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La organización ha liderado durante más de una década la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
La movilización de miles de jóvenes y colectivos de mujeres de la llamada 'marea verde' fue crucial para que la ley fuera aprobada en el Senado que había rechazado un proyecto similar en 2018.
La ley cruzó en forma transversal a las fuerzas políticas y a la sociedad donde también cobró fuerza un movimiento antiaborto respaldado por las iglesias Evangelista y Católica en el país natal del papa Francisco.
Nuevos retos
Hasta ahora, el aborto en Argentina solo estaba permitido en caso de violación o de peligro para la vida de la mujer, según una ley de 1921.
El gobierno estima que desde 1983 han muerto más de 3.000 mujeres en los de 370.000 a 520.000 abortos que se practican cada año en un país con 45 millones de habitantes.
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"Nuestro trabajo generó una fuerte incidencia en las instituciones para construir una legitimidad sobre el aborto con el apoyo de la juventud que nos dio una masividad que en los inicios del movimiento no teníamos", dijo Bosio a modo de balance.
Sin embargo, la ley, que contempla la objeción de conciencia, pone nuevos retos al movimiento feminista.
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"Vamos a tener que seguir peleando para garantizar el acceso a este derecho en un territorio tan heterogéneo con actores conservadores que han crecido también en fuerza y poder", estimó Bosio.
"Como católicas creemos que la ley es un reconocimiento a la idea de que la mujer no sólo nace para ser madre y que la sexualidad no tiene que estar atada sólo a la reproducción, sino al placer. Que deje de ser lo oculto para ser un aspecto fundamental de la vida", afirmó la líder feminista.