MADRID. La esclavitud moderna aún encadena a más de cuarenta millones de personas en pleno siglo XXI, unas dramáticas cifras que cobran actualidad en el "Día internacional del recuerdo de la trata de esclavos y su abolición" de Naciones Unidas.
El dato pavoroso procede de las conclusiones del informe de la "Walk Free Foundation" (WFF), un organismo que colabora con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según el informe publicado en julio de 2018, unos 40.3 millones de personas en el mundo son víctimas de la llamada esclavitud moderna, un término que incluye las situaciones en las que a una persona, mediante amenazas, violencia, coacción, abuso de poder o engaño, se le priva de su libertad para controlar su cuerpo, elegir o rechazar un empleo o dejar de trabajar.
La propia OIT considera dos formas actuales de sometimiento: el trabajo forzoso y los matrimonios forzados.
Casi 25 millones de seres humanos son víctimas del trabajo impuesto por personas o entidades públicas y privadas. En torno a cinco millones sufren explotación sexual, y más de quince millones se ven obligadas a casarse contra su voluntad.
Los diez países que encabezan la esclavitud moderna son Corea del Norte, Eritrea, Burundi, la República Centroafricana, Afganistán, Mauritania, Sudán del Sur, Pakistán, Camboya e Irán, aunque ningún rincón del mundo está exento de situaciones de explotación, incluido países desarrollados como Estados Unidos.
Para la OIT, la vulnerabilidad económica es la principal causa de este mal.
Por lo que se refiere a la explotación por género, la OIT señala que un 71%de las víctimas son mujeres.