MADRID. La incapacidad de llegar a un acuerdo entre los socialistas y la formación de izquierdas Unidas Podemos (UP) culminó ayer con el segundo fracaso del candidato Pedro Sánchez para ser investido como presidente del gobierno, lo que acerca la posibilidad de unas nuevas elecciones.
Después de 48 horas vertiginosas de ofertas y contraofertas entre ambos partidos para cerrar un gobierno de coalición, Sánchez cosechó otra negativa del Congreso a su investidura, con 124 votos a favor, 155 en contra y 67 abstenciones, con lo que no alcanzó la mayoría simple (más síes que noes) que necesitaba.
La votación tuvo lugar tras un corto debate protagonizado por un duro intercambio de reproches entre los dirigentes socialistas y el líder de UP, Pablo Iglesias, quienes se acusaron mutuamente por el fracaso de la negociación para ese Ejecutivo de coalición, que hubiera sido el primero de la democracia reciente en España.
Sánchez constató que “el acuerdo no ha sido posible” y lamentó la pérdida de una “histórica oportunidad” para formar un Ejecutivo de izquierdas.
Vencedor de las elecciones del 28 de abril con 123 de los 350 diputados del Congreso, Sánchez aseguró que deseaba una coalición con Unidas Podemos (42 escaños), pero “no a cualquier precio”, y reprochó a Iglesias el querer entrar en el gobierno español “para controlarlo”.
El líder de UP pidió “respeto” para su partido y le recordó que en 48 horas no se puede negociar contrarreloj lo que no se acordó en 80 días (tiempo pasado desde la celebración de las elecciones), y menos “filtrándolo todo”, en referencia a la aparición en los medios de detalles de las negociaciones, a priori secretas.
“Lo único que pedimos fue participación proporcional en el gobierno acorde a los votos”, dijo Iglesias , quien reiteró que buscaba “competencias, no sillones”.
Con el nuevo voto en contra el Congreso, Sánchez se convierte en el primer candidato a la Presidencia del gobierno de España desde 1978 con dos investiduras fallidas y, en ambas ocasiones, fue con el voto contrario de Unidas Podemos.
Tras el fracaso, el rey Felipe VI de España tendría que proponer un nuevo candidato, cuya investidura sería llevada al Congreso en septiembre.
Si transcurridos dos meses ningún candidato obtiene el respaldo de la Cámara, el Parlamento quedaría automáticamente disuelto y se convocarían nuevas elecciones que se deben celebrar 47 días después, en este caso el 10 de noviembre.
Serían los cuartos comicios en España en los mismos años. El gabinete de análisis Eurasia Group espera “que se alcance un acuerdo y se intente de nuevo (la investidura) antes del tope del 23 de septiembre”.
“Para el PSOE es peligroso (gobernar en coalición) porque le permite dar visibilidad a un rival que compite por su espacio electoral”, mientras que Podemos tuvo la sensación de que los ministerios propuestos no tienen “ningún peso real”, ya que sus competencias están transferidas a las regiones”, indicó el analista Manuel Mostaza.