PARIS – Más de 36 millones de inscriptos, entre ellos 11 millones de indecisos (30%), acudirán este domingo a las urnas para votar en las elecciones legislativas más desconcertantes en 44 años de democracia española.
Ningún partido parece en condiciones de alcanzar la cifra mágica de 176 escaños para obtener la mayoría absoluta del Congreso de Diputados, lo que abre un espectro infinito de variantes de alianzas para asegurar la investidura del gobierno.
Los 350 diputados son elegidos en 52 circunscripciones electorales de tamaño variable. El domingo también se elegirán 208 representantes para el Senado, cuerpo que tiene escasa influencia en la vida política del país que y que desde 2011 ha estado bajo control del Partido Popular (PP) de tendencia conservadora.
En ese marco incierto, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que lidera el actual presidente de gobierno, Pedro Sánchez, aparece como el gran favorito para alcanzar la primera mayoría relativa con un potencial de 130 a 140 escaños. Sánchez espera capitalizar el deterioro que sufrió la coalición conservadora encabezada por el PP, que sacó al país de la crisis inmobiliaria y financiera de 2008, pero al precio de una despiadada política de austeridad con alto desempleo y enormes recortes sociales, y el impacto que tuvieron los escándalos de corrupción en todos los niveles del gobierno.
La situación económica y el desempleo (61%), junto con la corrupción y el fraude (33,3%) son precisamente los temas que determinarán el comportamiento de los electores, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El tema del independentismo catalán también estará presente en esta elección decisiva.
Los analistas políticos creen que, si los números lo permiten, Sánchez privilegiará una alianza con el partido de centro-derecha Ciudadanos de Albert Rivera, que podría reunir entre 40 y 44 diputados. Este recurso le evitaría convertirse en virtual rehén de la alianza populista de izquierda Unidas Podemos de Pablo Iglesias (30 a 40).
El mismo dilema enfrenta Pablo Casado, líder del PP, a quien los sondeos le acuerdan entre 80 a 85 escaños. Para colmar la enorme diferencia que lo separa de la mayoría, multiplicó las propuestas de seducción para cortejar a Ciudadanos y no descartó abrir las puertas de una coalición al flamante partido de extrema derecha Vox, liderado por Santiago Abascal. Con 12 a 15% de votos, los herederos del franquismo esperan ingresar al Parlamento con un bloque de 25 a 30 diputados.
Aun antes de que se abran las urnas, los analistas se apresuraron a bautizar el resultado de las futuras alquimias como el “gobierno Frankenstein”, pues el juego de alianzas podría dar lugar a ciertas aberraciones como la incorporación de partidos no afines ideológicamente. El recurso a ese tipo de compromisos heterodoxos se dio en diciembre pasado en la región de Andalucía, donde el PP pactó el ingreso de Vox a una coalición de gobierno para romper la hegemonía que ejercía el PSOE desde hace más de 30 años. Ahora espera hacer lo mismo a nivel nacional.
Cualquiera sean los resultados, los dos bloques deberán captar además a los pequeños partidos regionales, sobre todo en Cataluña y en el País Vasco.
Es poco probable que las alianzas se concreten rápidamente, pues los principales dirigentes quieren evitar que las negociaciones influyan en los resultados de las elecciones municipales y regionales previstas para el 26 de mayo junto con la renovación del Parlamento Europeo.
El desenlace de la elección de hoy dependerá, en gran medida, de 6,2 millones de mujeres y 4,8 millones de hombres que, según los sondeos, hasta el viernes aún no habían decidido por quién votarán este domingo. En los 36 millones de inscriptos hay 2 millones de españoles residentes en el extranjero que votarán por correo. Por un fenómeno de distanciamiento, esos electores tienen una percepción diferente del país y no es fácil para los encuestadores calibrar su comportamiento electoral. Aritméticamente, sin embargo, ese volumen de votos puede resultar determinante en el resultado final.
Estas elecciones, anticipadas en un año sobre el calendario normal por las dificultades de Sánchez para hacer aprobar el presupuesto del Estado, serán un test político crucial para que el presidente del gobierno legitime el poder que ejerce desde hace menos de un año. El líder del PSOE fue designado después que el Congreso de Diputados aprobó una moción de censura impulsada por el propio Sánchez contra Mariano Rajoy (del PP).
Otro factor novedoso será la primera participación de Vox, partido de extrema derecha que se proclama “moderno”, pero que la mayoría de los electores percibe como heredero del franquismo.
En medio de ese panorama incierto la única cosa segura es que esta elección puede acentuar la progresiva desaparición del bipartidismo que dominó la política del país desde el regreso de España a la democracia y el comienzo de su progresivo reemplazo por un sistema multipolar.