El crecimiento de las milicias locales con inclinaciones de derecha alimenta cada día más los temores de la comunidad de seguridad nacional de EU. Por otro lado, después de la pelea que constituyó el primer debate presidencial, Trump se vio sumamente criticado por negarse a denunciar a los grupos supremacistas blancos (que entran dentro de la extrema derecha).
Tiempo antes de que los hechos sucedieran, expertos en seguridad en el país y en todo el mundo ya estaban preocupados. Hoy en día las milicias de derecha representan un peligro creciente para la comunidad internacional y particularmente para EU.
Trump, por otro lado, insiste en que la violencia es causada por facciones de izquierda. “Proud Boys, retrocedan y esperen”, dijo en el debate, nombrando a un grupo de extrema derecha (de los940 que tiene identificados el SPLC en EU) que defiende el racismo, el antisemitismo y la islamofobia. "Pero alguien tiene que hacer algo con Antifa y la izquierda", agregó el presidente desviando la atención.
Los comentarios anteriores provocaron un alboroto inmediato, y aunque el jueves se dijo desde la Casa Blanca que Trump ha denunciado repetidamente a los grupos de supremacía blanca y que con "retroceder" se refería a "retirarse", los Proud Boys respondieron de inmediato "¡ese es mi presidente!", "esperando señor".
Independientemente de las intenciones detrás de las declaraciones o de si ya se retractó de estas, el fracaso de Donald Trump en ofrecer una clara reprensión a los grupos supremacistas blancos se evidencía justo cuando el personal de seguridad está más preocupado que nunca sobre la creciente amenaza que representan. De hecho, ya se filtró una evaluación del FBI que advierte sobre los riesgos que dicho fenómeno conlleva y que se refiere a las elecciones como un “potencial punto de inflamación”. Además, según Gramer y Detsch (2020), el mes pasado, el director de la agencia, Christopher Wray, le dijo al Congreso que el extremismo violento por motivos raciales constituye el mayor peligro terrorista interno (Trump luego atacó a Wray en Twitter).
Otros ex altos funcionarios también están criticando al presidente en medio de protestas en todo el país. Un ejemplo de estas personalidades es el exasesor de Seguridad Nacional H.R. McMaster, que dijo que condenar a los supremacistas blancos debería ser básico para cualquier líder (Gramer y Detsch 2020). No obstante, en vez de condenarlos, el presidente manda mensajes cruzados aceptando (y fomentando) simultáneamente el odio y la inclusión.
A pesar de que hay distintos tipos de extremismo y de que no todos los extremistas sean violentos, está muy claro el problema con el que EU lidia con respecto a los grupos en cuestión. De hecho, según Ulam (2020), ellos son los nuevos terroristas.
Comprender a Trump es complicado. No obstante, algo que sí está dentro de nuestro alcance para reflexionar es que, si se decide “esperar” ante esta o cualquier amenaza, el impacto resultante se puede salir de las manos.