América Latina se convirtió en un escenario de una batalla política entre las izquierdas. Desde 2020 se vino una oleada de gobiernos que inclinaron la balanza contra la derecha, sin embargo, el hecho de que la izquierda domine el mapa regional no implica que existan diferencias entre las mismas tendencias.
Esta semana se abrió un enfrentamiento de declaraciones entre el gobierno de Venezuela contra el de Chile, Perú y Colombia, luego de que en estos países, la izquierda se deslindara de los regímenes de Nicolas Maduro, Daniel Orteda y Miguel Díaz-Canel.
El mandatario venezolano atacó a los nuevos líderes latinoamericanos por sus declaraciones en contra de su gobierno, por lo que los tachó de cobardes, sin moral y fracasados.
El origen del conflicto se dio bajo las declaraciones del presidente peruano, Pedro Castillo, a la cadena de noticias estadounidense CNN, quien se inclinó por crear un “verdadero modelo democrático y abierto con los peruanos”, a diferencia de lo que sucede en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
“No soy parte de eso, y no me gustaría que el Perú se convierta en uno de esos modelos” agregó el mandatario.
En una entrevista aparte con el medio uruguayo M24 Radio, el presidente electo de Chile, Gabriel Boric consideró que el retroceso democrático en Venezuela ha sido brutal, por lo que consideró que “Chile no tomará ese camino, sino que aspira a construir una izquierda profundamente democrática, respetuosos de los derechos humanos, que sea capaz de la autocrítica”.
Finalmente, el candidato presidencial de Colombia, Gustavo Petro, favorito a ganar las elecciones, mencionó a la revista Semana que el mandatario venezolano es “una persona que está dentro de las dirigencias de la política de la muerte”.
“La imagen de Maduro no es de un líder de izquierda, es un integrante muy conservador de las facciones más regresivas de la política mundial que están tratando de defender que el mundo permanezca en una economía fósil”, expresó el actual senador colombiano.
Las declaraciones no han caído muy bien en el gobierno de Maduro, quien respondió a los líderes de izquierda y sugirió que los nuevos dirigentes “no tienen moral, no tienen nivel para atacar a la revolución bolivariana”.
“Es una izquierda derrotada, fracasada, una izquierda cobarde frente al imperialismo, frente a las oligarquías. Y entonces quieren ponerse un barniz para que las oligarquías los perdonen, y lo peor de todo es que no los van a perdonar, a ninguno. Entonces asumen la peor cara de contrarrevolucionarios, de antibolivarianos, desde alguna izquierda cobarde que hay por ahí”, comentó durante su participación en el programa “Con el mazo dando”.
Los mandatarios de Nicaragua y Cuba no se han posicionado en el conflicto, fieles a sus posturas de mantenerse aislados de cualquier conflicto exterior.
Esta guerra de declaraciones se da en un contexto en el que la izquierda se ha posicionado de una manera sin precedentes en América Latina. En los dos últimos años ha mantenido un impulso para gobernar en la mayoría de las regiones sudamericanas, e incluso con dos potencias regionales como lo son Colombia y Brasil frente a un proceso electoral, la izquierda se coloca como favorita para ganar en manos de Gustavo Petro y Luiz Inacio Lula da Silva, respectivamente.
En 2021 también se vivió una oleada de elecciones que colocó al mando de Perú a Pedro Castillo, de Chile a Gabriel Boric, de Nicaragua, Daniel Ortega y de Honduras, Xiomara Castro, todos ellos de tendencia izquierdista.
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A excepción de Ortega, quien se mantuvo en el poder bajo un proceso cuestionado internacionalmente, el resto de los vencedores se une a una amplia lista de mandatarios de izquierda que gobiernan en la región, como es el caso de México con Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández en Argentina y Luis Arce en Bolivia. De conservarse las tendencias en Brasil y Colombia, la izquierda tendría bajo su mando a las cinco principales potencias económicas regionales: México, Brasil, Argentina, Chile y Colombia.
Se trata de un panorama sin precedentes para la región y sobre todo un golpe para las tendencias políticas de derecha, pese que ellos lograron recuperar Ecuador con Gullermo Lasso y Uruguay, con Luis Lacalle Pou.