PARÍS. Estados Unidos se negó a firmar una declaración internacional que aspira a erradicar todo “contenido terrorista y de violencia extrema” de las redes sociales. Ese compromiso figura en un documento adoptado en París por 18 países, liderados por Francia y Nueva Zelanda, junto con los gigantes de internet. Pero Estados Unidos se negó a respaldar esa declaración de guerra a la prédica del odio y la intolerancia por internet, argumentando que podría ser inconstitucional.
EU explicó en una declaración que coincidía con el “mensaje general”, pero no estaba en condiciones de dar su apoyo. La Casa Blanca había indicado el martes que el documento podía plantear un conflicto con la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que garantiza la libertad de expresión.
La decisión coincide por lo demás con la posición del presidente Donald Trump, hostil a toda iniciativa multilateral.
Las reservas de Washington fueron acogidas con visible desagrado por los 18 países que participaron en una conferencia convocada por el presidente francés Emmanuel Macron y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
Ambos dirigentes adoptaron esa iniciativa tras el escándalo mundial provocado por un video, trasmitido en vivo a través de Facebook el pasado 15 de marzo, cuando se disparó contra decenas de personas en las mezquitas en la ciudad neozelandesa de Christchurch.
"Facebook […] intentó suprimir el video. Lo eliminó 1.5 millones de veces. Durante las primeras 24 horas, lo volvían a colgar en YouTube una vez por segundo", afirmó Jacinda Ardern. A través de ese ejemplo, la primera ministra neocelandesa intentó mostrar los riesgos que pueden tener esas acciones y las dificultades que existen para combatir la apología de la violencia y el terrorismo.
El objetivo de Macron y Ardern consistía en promover una colaboración a largo plazo y reflexionar sobre el contenido terrorista en línea para establecer normas que permitan a los gobiernos y las empresas digitales unirse en la lucha.
El cónclave realizado en París reunió a los líderes de Gran Bretaña, Canadá, Senegal, Noruega, Irlanda, Indonesia, Jordania y de la Unión Europea, así como a representantes de los gigantes Facebook, Twitter, Amazon y Google, así como Microsoft y la Fundación Wikimedia.