Estados Unidos pondrá fin a política de captura y liberación de indocumentados y ahora enviará a las familias a México hasta que llegue su audiencia.
A partir de la próxima semana Estados Unidos pondrá fin a la política de "captura y liberación" ("catch and release", en inglés) de las familias centroamericanas indocumentadas que crucen la frontera sur y las devolverá a México o a sus lugares de origen, hasta que se decida su situación.
Según el diario estadounidense, The Wall Street Journal, el cambio de política expande significativamente el programa del gobierno "Permanecer en México", anunciado en diciembre pasado, que hasta ahora ha enviado a unos 47 mil inmigrantes a esperar en ciudades mexicanas las fechas en corte de Estados Unidos.
La nueva decisión del gobierno de la Casa Blanca para frenar la migración indocumentada desde el sur, fue anunciada por el secretario en funciones de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, quien anticipó que "con algunas excepciones humanitarias y médicas, el DHS (sigla en inglés del Departamento de Seguridad Nacional) ya no liberará unidades familiares de las estaciones de la Patrulla Fronteriza en el interior" del país.
Estados Unidos define unidades familiares o familias a individuos acompañados de un menor, un progenitor o un tutor legal.
McAleenan indicó que esta decisión busca mitigar los “vacíos legales” que actúan como un “factor de atracción” para las familias indocumentadas que atraviesan la frontera.
En la actualidad, decenas de familias indocumentadas son dejadas en libertad en territorio estadounidense luego de cruzar la frontera sur sin papeles y entregarse a las autoridades estadounidenses para solicitar asilo.
Según la nota del DHS, si las familias inmigrantes no expresan temor a retornar serán devueltas rápidamente a su país de origen.
En el caso de que manifiesten temor de retornar, serán enviadas a México según los Protocolos de Protección de Migrantes (PPM).
La política estadounidense de PPM, más conocida como “Permanezcan en México”, permite a Estados Unidos devolver al país vecino a aquellos indocumentados que llegan a la frontera y solicitan asilo (sin importar de dónde provengan) para que esperen allí a que se resuelvan sus casos en EU