La nacionalización del litio en México inicia con la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de convertir al país en una potencia del mineral, pero levanta dudas sobre expropiaciones, la capacidad del Estado para explotarlo y la cantidad real de yacimientos.
Promesas y dudas similares se han escuchado de igual manera desde 2006 en Bolivia con la llegada del entonces presidente de izquierda Evo Morales, presentando un plan ambicioso que colocaría al país como el mayor productor de litio para 2015, principalmente en la industria de baterías y automóviles eléctricos.
El proyecto comenzaba con la nacionalización del litio en 2008, pero justo 10 años después el gobierno de Morales se dio cuenta que se trataba de una labor titánica por lo que tuvo que ser rescatado por empresas privadas extranjeras, quienes contaban mejor infraestructura y con mayor capacidad para la explotación de los yacimientos.
Alemania y China formaron alianzas con el entonces presidente boliviano para iniciar la extracción del elemento de tierras raras, pero siempre y cuando contara con la participación del Estado y que las ganancias quedarán en 51 por ciento para el gobierno del país sudamericano.
Actualmente las mayores reservas de litio se encuentran en el denominado “Triángulo del litio”, compuesta por Bolivia, Argentina y Chile.
A diferencia de los dos últimos dos países, donde el recurso se encuentra en manos privadas, el Estado boliviano creó un modelo de nacionalización que planeaba tener en 2015 toda la industria del país.
La mayor reserva de litio en el país se encuentra en el salar de Uyuni en la región andina de Potosí, y en menor porción, los yacimientos de Pastos Grandes y Coipasa.
Los planes de Morales incluían la producción de carbono de litio y cloruro de potasio mediante la creación de una empresa pública y estatal.
La puesta en marcha tuvo sus obstáculos y retrasos; cinco años después del proyecto fue creada la Planta Piloto de Carbono de Litio,y cuatro años después la Empresa Pública Nacional Estratégica de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), quien sería la responsable de toda la cadena productiva del litio.
Diez años después de la nacionalización, con un proyecto estancado por la falta de recursos y por la falta de capacidad tecnológica, Morales se dio cuenta que era necesaria la intervención de otros países y la iniciativa privada con mayor experiencia, por lo que apostó a las alianzas comerciales.
En abril de 2018, la empresa alemana ACY Systems fue seleccionada para reunir las mejores oportunidades económicas, tecnológicas y de mercado, con las condiciones impuestas por el Estado boliviano que involucraba una participación mayoritaria estatal del 51 por ciento y garantizar mercado para los productos producidos por la asociación, especialmente las baterías de ion-litio. El acuerdo también establecía la instalación de una planta de producción de materiales catódicos y baterías de ion-litio.
Un año después y con el acuerdo fracturado con Alemania, otro participante se unía a la carrera por la extracción de los yacimientos del elemento.
China, como parte de su expansión comercial en el marco de la Ruta de la Seda, ha fortalecido lazos con países sudamericanos, y uno de ellos fue Bolivia, con quien suscribió un acuerdo para la conformación de una empresa orientada a construir una planta de carbonato de litio, cuya inversión supera los mil millones de dólares, como parte del proceso de industrialización del litio.
La firma del documento la realizaron la nacional YLB y la empresa china Xinjiang TBEA Group Company. La asociación permitiría procesar la "salmuera remanente" para producir litio metálico, que es un producto de "alto valor de un uso en tecnología de punta" y así, la nación se convertiría en uno de los pocos países en el mundo que va a producir esta variación del elemento.
Después de una crisis política, que costó el derrocamiento de Evo Morales y una presidencia de facto de la derechista Jeanine Áñez, el actual presidente Luis Arce anunció que la anhelada industrialización del litio boliviano ha vuelto a la agenda gubernamental como prioridad con miras al bicentenario de la independencia del país en 2025, para lo cual diseñó una estrategia que ahora incluye el uso de la tecnología de extracción directa.
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Actualmente Bolivia tiene en funcionamiento plantas de industrialización de sales, de cloruro de potasio, una piloto de carbonato de litio y está en construcción otra de mayor escala en la que se prevé producir unas 15 mil toneladas.
También tiene una planta piloto de materiales catódicos y próximamente prevé inaugurar otra de baterías de ión litio y un centro de investigación y tecnología en Potosí, y esto, de la mano de la empresa china Xinjiang TBEA Group Company.